Para que cada brujita guarde cómodamente su parte del opíparo botín, es imprescindible una bolsa de Halloween. !Debe ser temible y persuasiva, igual que el resto de la indumentaria! Y también amplia, a tono con las golosas expectativas de los portadores. Vamos a explicarte paso a paso la manera de confeccionar una bolsa para chuches de Halloween.
He aquí los diferentes materiales y utensilios que hemos seleccionado. El tejido protagonista de nuestro diseño será el fieltro, en varios colores. Además, contaremos con tela de saco, pintura especial para tejidos, lápices grasos de marcar, pinceles, regla y tijeras.
Empezamos cortando la tela de saco, y a continuación lo que será el rostro de una bruja. Lo presentamos sobre la bolsa para ajustar las proporciones.
El fieltro se corta fácilmente, y en un momento tenemos las manos de la bruja y su emblemático gorro puntiagudo. Haremos el pelo con lana de color negro.
Abordamos una de las tareas decisivas: pintar las facciones. Lo haremos con un producto especial para telas, utilizando pinceles de tamaño apropiado.
Y así queda el semblante que hemos dado a nuestra bruja, con sus greñas y sus protocolarias verrugas, en una expresión algo malévola, pero simpática, apta para servir de tarjeta de visita al alegre clan de brujillas y vampiretes.
Vamos presentando en la bolsa de arpillera los elementos que componen la figura. Las piernas y el gorro sobresalen, dando un aire dinámico y gracioso a la bruja.
Llegamos a otra pieza esencial, la escoba, que recortamos en fieltro amarillo haciendo unos generosos flecos. Antes de coser las partes, las fijaremos con cola.
Empieza la fase de costura. Observemos los zapatones de la bruja, complemento muy típico, y cómo se cerrará la mano sujetando la escoba.
Cosemos la cabeza, que está casi en el borde para que sobresalga todo el gorro. La bruja vigila atentamente que la escoba quede bien asegurada.
Recortamos los hilitos sobrantes. El gorro lleva doble capa de fieltro para que permanezca erguido. Cosemos la cabeza y añadimos una correa de esparto.
Y así queda nuestra bolsa de chuches, lista para prestar regocijantes servicios a la tribu de fantasmillas glotones, en su jubilosa caza y captura de bombones, pasteles y golosinas.