Hace unos meses, Ari y yo hicimos la gincana crafty de Crafting Barcelona y Casa Sagnier junto a las Niñas Antiguas. Nos divertimos y nos reímos un montón, nos salió la vena competitiva y además de conocer tiendas bonitísimas del barrio de Gracia, aprendimos algunas técnicas. Una de ellas fue el afieltrado, que hicimos en Oslo y que me pareció la bomba.
Unas semanas después compré lana de fieltro con la idea de hacer un móvil del Sistema Solar con los pompones. Sí, sí, ya sabéis que tengo ese puntito friki y nerdy ("nerd" me parece una de las palabras más bonitas que existen) y esto otro no lo sabéis, pero os lo digo ahora mismito: la astronomía me encanta desde que tenía unos diez años. Igual que la mitología. Sí, se ve que tuve una infancia difícil.
En fin, que lo tenía todo guardadito en una caja a la espera de una tarde tranquila con los pompones, en la que le diésemos con ganas a las palmas de las manos para crear los diferentes planetas, mientras veíamos una peli o escuchábamos música.
Pero el momento no llegaba (desde mayo estaban las lanitas cogiendo polvo) y cuando empezamos a pensar en las 24 ideas, se me ocurrió (con ayuda de alguna imagen de Pinterest) que podíamos hacer una actividad como esta para aprovechar los conocimientos que estaban a punto de pasar a mejor vida por falta de uso.
Y, tachán, creamos esta pequeña, pequeñísima guirnalda que nos sirve de excusa para explicaros cómo se hacen las bolitas de fieltro y como podéis crear unas banderolas con washi para decorar cualquier mini rincón.
Pues venga.
Vais a necesitar:
- Fieltro de lana en colores navideños
- Agua fría y caliente
- Jabón en escamas (se consigue en el súper)
- Fuerza (desayunad bien)
- Washi en colores navideños
- Un trocito de papel
- Hilo
Lo primero que tenéis que hacer es preparar las bolas. Pensad que tardan como mínimo una noche en secarse, así que os conviene prepararlas, dejarlas secar y montarlo todo al día siguiente o al cabo de un par de días para ir sobre seguro.
Para preparar las bolas, poned un bol con agua caliente, otro con agua fría y un platito con escamas de jabón encima de la mesa. Cubrid la mesa con un buen mantel o incluso con una toalla, porque os vais a mojar mucho.
Arrancad pequeños trocitos de lana y enrolladlos formando un ovillo lo más apretado posible. Cuanto más apretado esté, menos trabajo tendréis que hacer luego, así que apretad bien e intentad darle la forma en seco.
Id poniendo capas de lana, pensando muy bien en el tamaño que queréis que tenga vuestra bola al final. Pensad que se queda en la mitad de tamaño una vez afieltrada.
Cuando ya la tengáis, sumergid la bola en agua fría. Sujetadla en la mano, que no se escape, pero que vaya cogiendo toda el agua posible. La bola tiene que empezar a pesar.
Dejadla ahí dentro hasta que esté empapada y entonces sacadla y dadle forma entre las manos. Si veis que necesita más agua, volved a sumergirla, sacadla y volved a darle forma.
Cuando esté saturada de agua, ponedle un poquitín de jabón en escamas por encima y con ambas manos empezad a darle forma redonda, como si fuera la masa de un pan o, mejor aún, una bola de plastilina. Podéis sumergirla en agua caliente para quitar el exceso de jabón, pero no dejéis de darle forma con ambas manos.
Aquí empieza el trabajo duro, porque en cuanto más o menos veáis que la forma es la correcta, tendréis que empezar a hacer cada vez más fuerza sobre la bola y seguir haciendo movimientos circulares con las manos.
Seguid y seguid... ¡tiene que doler! Bueno, vale, doler a lo mejor no, pero sí que tenéis que notar que la bola está dura y que se os clava en las manos. Y si la apretáis, tiene que ceder muy poco, o mejor aún, nada.
Es un buen rato de darle con ambas manos. Mientras no coja la forma la podéis ir sumergiendo en agua de vez en cuando, pero cuando empiece a ser una esfera perfecta, no la mojéis más y simplemente apretad con fuerza sin dejar de mover las manos.
Cuando ya esté muy dura al tacto y se os clave por todas partes, ya la tenéis, solo hay que dejarla secar. Seguramente en ese momento os tocará darle el relevo a vuestros pompones, que se habrán hartado o no tendrán suficiente fuerza. ¡Ánimo! Pensad que es un buen ejercicio para el descolgamiento de los brazos :^D
Dejadlas secar un par de días.
Para hacer las banderolas lo mejor es atravesar las bolas, una vez secas, con una aguja y un hilo gruesos. Es la mejor manera de poder moverlas y generar el espacio que necesitáis.
Yo dejé espacio para tres banderolas. No tenía muy claro que iba a hacer con ellas, pero al final se me ocurrió que podía poner la palabra "joy" o la palabra "jul" (que es Navidad en danés y me encanta).
Para hacer las banderolas hay que tener un poco de cuidado. Si dobláis el washi sobre sí mismo, como transparenta, no se apreciará bien el dibujo. Así que yo pegué el washi sobre un trozo de papel, dejando que sobresaliera un poco. Recorté la parte pegada sobre el papel con forma de banderola y, pasando el hilo por en medio, pegué el washi sobrante sobre la cara trasera del papel. Complicado de explicar, pero sencillo de hacer.
Luego solo os queda decidir si vais a poner alguna palabra o no. Yo la imprimí, la recorté y la pegué con pegamento de barra encima de las banderolas.
Y ya está. Ya veis qué fácil, qué rápido (secado aparte) y qué resultón para cualquier rinconcito chiquitín que necesite un poco de color. ¿O no?
Recordad que podéis hacer cualquiera de las cosas que os proponemos y etiquetarnos con el hashtag #24IdeasNavidad. Nos hace mucha ilusión que lo hagáis. Y no os olvidéis de participar en el reto del día 8, que consiste en hacer un árbol de Navidad de cartón (o cartulina, o papel, vamos, no somos quisquillosas). Esa es la única premisa y tenemos muchas ganas de ver qué se os ocurre. De iaies ya lo ha hecho y nos ha encantado su arbolito.