Recordáis este libro que le hice y regalé a mi amiga María cuando se casó su hijo? Pues siempre me estaba diciendo que se tenía que comprar un atril, porque se le escurría en la estantería que lo tenía y no quería que se le estropease.
Le dije que lo dejara en mis manos, y así empecé. Compré un atril de no muy buena calidad en un bazar chino, lo teñí con tinte color avellana, lo traté con tapaporos y disolvente nitro para que quedara bien suave y brillante y le hice unas florecitas con pasta plast en las dos esquinitas para ponerle una nota de color.
Así quedó, qué os parece? María quedó contentísima y yo el doble, por ella y por mí.
Espero que tengáis una muy feliz semana.
Muchos besos de colores, Chus