La única manera correcta de coser es aquella en la que se cumple con el trabajo: una técnica que da la forma correcta a la tela y le deja un buen acabado. Hay mil técnicas diferentes para lograr el mismo resultado: salvo que tengan un mal aspecto, son correctas todas. Aunque, por ejemplo, la señora de imagen que he puesto sí merece un "¡así no se hace!", normalmente no es el caso.
Y también Melissa dice algo que tiene mucha razón: así no se motiva y no se ayuda a la gente a coser.
Una de las cosas que aprendes cuando coses, y más con conexión a internet y con tanta gente tan diferente enseñando, es que no hay una única manera de coser algo. Al contrario: lo mismo se puede hacer de muchas maneras diferentes. Puedes elegir una que te gusta más y otra que te gusta menos, pero ninguna es incorrecta, siempre que quede bien.
A mí me gusta pasar puntos flojos, poner alfileres, hilvanar y luego pasar la máquina, pero hay gente que corta con 2cm de margen y sin ninguna marca ya le pasa la máquina. Son dos maneras muy diferentes de hacer lo mismo, y alguna pensará que yo estoy perdiendo muchísimo tiempo; otras (como yo) piensan que se apresuran y que es una manera menos precisa. Pero ninguna de las dos maneras es más correcta o menos correcta que la otra. Puedes preferir una a otra, pero no implica que sea mejor.
Esto, y el tema de la motivación (que a primera vista puede parecer una tontería, pero no lo es) me llevan directamente a una de mis clases de costura de este curso. Como os dije, empecé el curso con dos clases diferentes y dos profesoras diferentes. Una, la profesora del año pasado, lleva siendo modista y profesora toda su vida, todo de manera tradicional y casera. La otra, la nueva, viene de la moda industrial y de la fast fashion, del patronaje industrial, de las remalladoras y los confeccionistas.
Después de pasar unos cuantos meses con la modista, yo ya dominaba unas técnicas y tenía una costumbre a la hora de coser (hilos flojos, márgenes amplios, hilvanar y probar, etc.) que a la otra profesora no le gustaron. Es más, no le gustaba nada de lo que hacía yo. No sé si era casualidad o realmente me tenía echado el ojo, pero todo lo que yo cosía no le gustaba y se sentaba a mi lado a deshacerlo, como si fuera algo personal.
Y es más, le gustaba tan poco que ni aceptaba mi material. Mis tijeras para descoser y ni descosedor no le gustaban. Tenía que coger sus tijeras. Me llegó a decir "¿por qué no te compras unas tijeras de verdad?". En general, todo lo mío estaba mal.
¿Qué pasó? Que a los dos meses dejé sus clases. Me quedé solo con la profesora que no destruye lo que hago, que aunque haga algo mal no me dice "así no se hace", en cambio "podrías mejorar el resultado así". La que entiende que no hay una manera correcta de coser y que me anima a aprender. La que me motiva a ir siempre un paso más allá, que me hace aprender de mis errores (acabo de descoser dos veces unas vistas, sé de lo que hablo) y no me culpa por ellos.
Hay muchas maneras de coser. Casi tantas como gente cosiendo. Ninguna es mejor que otra. No nos tiremos los trastos de la cabeza e intentemos aprender de los otros. Como hay tantas maneras, siempre tenemos algo nuevo que aprender.
Y si vemos a alguien cosiendo y pensamos que conocemos otra técnica que le puede gustar o resultar útil, hay otras maneras de presentársela. "He pensado que te interesaría", "yo prefiero hacerlo así", "me parece más sencillo", "me parece más cómodo". Nada de "así no se puede hacer", "lo estás haciendo mal", "no sabes nada", "vaya chapuza".
Coser normalmente es una actividad solitaria. Pero es tan amplia y hay tantas cosas que aprender que la ayuda siempre es bienvenida. Pensemos un poco antes la manera de decir las cosas, para quien está aprendiendo puede ser una gran diferencia ;)
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