Adorno para la mesa de Navidad

La Navidad es para muchas familias la celebración más importante del año. Cada uno pone lo mejor de su habilidad para contribuir a que la casa esté decorada como en ninguna otra fiesta, esperando que a través de los detalles los invitados se sientan especiales y queridos. Por supuesto, la Navidad es también un momento muy señalado en Manualidadyhogar.com.

 

En este reportaje os explicaremos la forma de crear un adorno de mesa usando un material verdaderamente especial y distinguido, a tono con la ocasión: el pan de oro que se usa en el dorado de cornucopias y marcos de espejos. Para conseguirlo, podemos recurrir a un taller profesional, donde nos venderán amistosamente la cantidad que requiere nuestro montaje.

 

El pan de oro es un material verdaderamente espléndido. Merece la pena aprender a manejarlo y familiarizarse con los productos específicos que veremos en esta labor, porque los resultados son deslumbrantes y selectos al máximo.



En nuestro almacén de manualidades encontraremos un variado surtido de objetos de corcho blanco, muy manejables y aptos para confeccionar adornos navideños. Ya que deseamos hacer un detalle para la mesa, hemos seleccionado los de forma oval.



Colocaremos las laminillas bien extendidas, presionando con los dedos y con el pincel, para que se adhieran al producto.

Cuando el color ha secado, aplicamos un barniz mixtión, un mordiente, producto de gran capacidad como fijador. Lo dejamos secar 45 minutos conforme a las instrucciones del fabricante, y procedemos ya a cubrir la superficie con laminillas de pan de oro.

Hemos conseguido en un taller de dorados la pequeña cantidad de pan de oro que necesitaremos. Para colorear los huevos usaremos una tinta al agua de la excelente marca Winsor & Newton, en diferentes colores, procurando que el conjunto sea armonioso.

La superficie curva ocasiona pequeñas arrugas en el forro dorado que estamos fijando. Ese defecto será un detalle que aprovecharemos, convirtiéndolo en un bonito rasgo decorativo.


Dejamos secar el primer huevo, y procedemos a colorear el segundo. Ahora hemos escogido un vivo color azul cobalto.

Con ayuda de alfileres y una barra de plastilina, dejamos secar cómodamente los tres huevos que hemos coloreado con tinta al agua y forrado después con el pan de oro.

Con un estropajo de cocina lijamos suavemente, acción destinada a esmerilar el recubrimiento dorado, permitiendo fijar la pátina que daremos a continuación.

Hemos dejado pasar 48 horas, a fin de que el barniz mordiente haga correctamente su función. Transcurrido el plazo, frotamos con un cepillo suave, y tal como esperábamos la capa dorada se desprende en las zonas donde quedó con arrugas.

Y para el tercero, un llamativo púrpura. Debemos recordar que los tonos quedarán más apagados cuando la tinta esté seca.

En esta imagen se aprecia el efecto del lijado en el revestimiento de pan de oro.

Pasamos a la siguiente fase: mezclamos cera incolora con betún de Judea y aplicamos la pátina resultante con un paño sobre el pan de oro.

Transcurrida una hora, frotamos cuidadosamente con una gamuza limpia. De esa forma eliminaremos el exceso de betún, dejando una bella pátina, un leve envejecimiento en el oro. La cera, por su parte, proporciona al acabado un elegante brillo satinado.

Ya sólo queda hacer el montaje decorativo sobre una bonita bandeja en decoupage, regalo de nuestra amiga Viruca. De esta manera tan sencilla hemos obtenido unas piezas muy originales para acompañar la fuente de los dulces, engalanando el rincón protagonista del salón en Navidad.