Después del último Adivina que nos revolvió a todos por dentro (la "culpable" fue Maribel si te lo perdiste pincha aquí) la visita de hoy no es mucho mas light.
Hoy viene Marta de Canela y Naranja (un blog chulísimo que la mayoría conocéis), le puse ojitos y no se lo pensó mucho, o eso me pareció al menos, con un análisis, reflexión, crítica, definición...un remix de lo que es la Educación actualmente, algo que ella disfruta y sufre a diario en primera persona.
Me callo y os dejo con ella y con el último Adivina antes de las vacaciones.
DE IZQUIERDAS O DE DERECHAS
Sinceramente, a nivel democrático, creo que los españoles somos unos CATETOS. Y además así, en mayúsculas. Nos conformamos con la opción más sencilla: colocarnos una etiqueta en la frente y seguir a la manada que nos toque.
Para eso somos muy "hooligans". Es como ser del Barça o del Madrid: elijes tu equipo cuando apenas eres un crío con dos dedos de frente y lo sigues aunque pierdan, aunque se conviertan en unos vendidos o tramposos, aunque se aprovechen de tu fidelidad para enriquecerse. Podemos indignarnos, podemos protestar... Pero ¿cambiar de equipo? ¡Jamás!
Y lo peor no es la ausencia de espíritu crítico que nos hace votar como borregos siempre a "nuestro" partido, por tradición, sin molestarnos en leer los programas de los otros... No, lo peor es el radicalismo. Mi partido es "este" y todo lo que hace, lo hace bien. Y punto.
Por eso lo primero que hacen todos, una vez asumen el bastón de mando, es crear su propia ley educativa, en función de su ideología: para seguir adoctrinando a sus propios "hooligans".
Cuando era adolescente estaba afiliada a un partido. Era políticamente activa. Y en cuanto llegaban las elecciones no dudaba en colocarme una etiqueta y hacer campaña. Sin embargo, después de 11 años trabajando como profesora mi punto de vista ha cambiado radicalmente porque me he dado cuenta de que cada partido que se coloca en el Gobierno legisla sólo en función de sus intereses y creencias, no teniendo en cuenta el bien común.
Por eso la educación española es una mierda. No porque nuestros alumnos sean peores que los finlandeses, ni porque los profesores seamos unos vagos que no trabajamos, ni porque los padres apenas presten atención a sus hijos ya que con una jornada laboral inabarcable es imposible conciliar la vida profesional con la familiar. La educación española es una mierda porque cada partido que ha tomado las riendas del país la ha modificado a su antojo sin saber hacerlo, adaptándola a su moral, poniendo en práctica proyectos ambiciosos sin querer ofrecer luego los recursos suficientes para aplicarlos, copiando al vecino de enfrente sin sopesar las diferencias y, lo peor, no teniendo en cuenta las necesidades de los niños de hoy.
La educación española es una mierda porque quienes legislan al respecto no se dignan a preguntar a los docentes qué está pasando, porque es mucho más sencillo responsabilizar a los profesores del fracaso escolar y porque se consiguen más votos culpando al partido anterior por la reforma educativa que llevara a cabo.
Fui una de las últimas promociones antes de que se instaurara oficialmente la LOGSE. Me abstengo de hacer referencia a los componentes ideológicos de esa ley (y de la "ley Wert" mejor ni hablo, que se me revuelve el estómago), simplemente voy a comentaros una cuestión de sentido común: con 12 años todavía somos niños. Y, como somos niños, no nos conviene cambiar de centro, convivir con chicos de 18 que fuman porros y se dan el lote a escondidas en el recreo, ni tener 12 asignaturas distintas con profesores que no conocemos y, por si fuera poco, apenas han estudiado didáctica. Y en esto creo que estamos de acuerdo todos los que tenemos sentido común, seamos de izquierdas o de derechas.
Cuando yo estudiaba no teníamos ordenadores, ni móviles. Nos entreteníamos leyendo, jugando al badminton, yendo al cine o tomándonos una litrona en un escalón. Nuestra capacidad de concentración era mil veces mayor que la de los alumnos de ahora, así que a partir de los 14, que era cuando llegábamos al bachiller, éramos capaces de sobrevivir en un aula con otros 34 alumnos.
Si antes de imponer leyes educativas ajenas a la realidadlos políticos preguntaran a los docentes, les diríamos queel lugar correcto para enseñar a un chico de 12 años es un colegio en el que comparta espacio con otros niños, quelos alumnos de hoy no necesitan tantos ordenadores (y, total, para qué tirar tanto dinero si luego no nos proporcionan los medios suficientes para mantenerlos), que necesitamos urgentemente reducir la ratio (el número de alumnos por clase) pues las mentes jóvenes de la generación 2.0 son diferentes a las nuestras, porque son incapaces de concentrarse en una lectura profunda yrequieren una atención individualizada.
Si nos preguntaran antes de invertir varios millones de euros en procedimientos para medir su nivel de lectura, les diríamos que deberían utilizar ese presupuesto para comprar libros para todos, o instalar aire acondicionado en las aulas porque, sinceramente, es imposible concentrarse en el Quijote cuando estás temblando, con el abrigo y los guantes o a punto de sufrir un golpe de calor.
Si quisieran escucharnos, se enterarían de una vez por todas de que nuestros chicos se pasan las tardes solos en casa, porque sus padres trabajan 13 horas fuera, y están enganchados a las nuevas tecnologías, por lo que los métodos de enseñanza actuales ya no sirven. Les diríamos que todos tienen un móvil del que no pueden despegarse porque eso les provoca incluso ataques de ansiedad, pero muchos vienen a clase sin desayunar. Les explicaríamos que enseñarles "Cambios sociales y de género", por muy bonito que suene, no sirve de nada si no saben leer y que en 3 horas de lengua a la semana no podemos hacer un milagro. Les advertiríamos de que dividir a los alumnos en bilingües o no bilingües en función de sus capacidades o de si sus padres se han molestado en rellenar la matrícula es un error garrafal que está aumentando las desigualdades sociales y creando guetos. Les contaríamos que cuando nos asfixian aumentando el número de horas de clase o ahogándonos bajo toneladas de papeleo que no sirve para nada, nos quitan aún más de ese tiempo, esa energía y esa motivación que tanta falta nos hace para colocarnos cada día delante de 35 adolescentes apáticos, desmotivados y con mente hiperactiva e intentar enseñarles algo de la vida.
Los profesores no somos unos funcionarios cualquiera. La educación española es una mierda porque se nos ha tratado como tales, exigiéndonos rellenar mil informes para explicar lo que hacemos (en lugar de permitirnos invertir el tiempo en lo realmente importante), porque nos ponen metas inalcanzables sin darnos los recursos suficientes, porque nos aumentan las horas de trabajo como si estar 6 horas enseñando pudiera equipararse a estar 6 horas sellando informes. Pero, por encima de todo, la educación española es una mierda porque quienes legislan al respecto no tienen las manos manchadas de tiza, así que no saben lo que hacen.
Y señoras y señores, la educación es un problema de Estado, mucho más importante que el terrorismo o el paro. Porque un país mal formado no tiene futuro. Por eso, ahora que está de moda eso de los pactos y que están reuniéndose todos con todos, ahora que todavía está todo en el aire,
antes de que algún partido se vea con el derecho, concedido por las urnas, de volver a crear una nueva ley afín a sus creencias, creo que es el momento idóneo para asumir que en lo que respecta a la educación en nuestro país se han llevado a cabo una serie de reformas catastróficas, tanto de izquierdas como de derechas, y que es necesario realizar un acuerdo de todos los partidos basado en el sentidocomún con el que despolitizar la enseñanza y otorgarun papel activo a los profesionales de la docencia en la regulación del sistema educativo.
Integrismo religioso, terrorismo, violencia de género, racismo, trata de blancas... ¿Sabéis cuál es la única receta milagrosa para librarnos de todas estas lacras? Ni las cumbres internacionales, ni el control policial ni las invasiones territoriales. La pócima mágica es EDUCACIÓN, EDUCACIÓN y más EDUCACIÓN. Dadnos a los profesores el poder y la capacidad de tomar decisiones, los medios, el tiempo y la motivación suficientes y acabaremos con los prejuicios, el miedo y la violencia en todas sus facetas. O, por el contrario, continuad haciendo reformas ideológicas,desprestigiándonos, desmotivándonos y dejándonos sin medios y obtendréis una sociedad ignorante, radical y violenta, repleta de "hooligans" de izquierda y de derechas.
¿Qué os ha parecido?
Ya os había avisado, eh? interesantísimo tema y tan peliagudo.....
Mil gracias Marta por tomarte hoy el cafecito conmigo!