Lo primero y lo más importante: convivir con niños conlleva un cierto desorden en casa, así que no pretendamos tener la casa impoluta. Si eres de las maniáticas de la limpieza, de las que no puede ver una pelusa en el suelo o la que va bayeta en mano todo el día, no sigas leyendo :))
Peeeeero, que no pretendamos una casa como los chorros del oro no significa que la tengamos llena de juguetes y trastos de los niños en cada rincón.
Os cuento cómo hacemos en casa para que esto no ocurra:
1.- Cuando nos mudamos a la casa actual mi rey tenía casi 5 años y mi lechón 8 meses. Visto lo que nos había pasado en la casa anterior (juguetes de mi rey por tooooda la casa) y teniendo en cuenta la edad que tenía, le pusimos como norma que no podía sacar juguetes de su cuarto. En su dormitorio podía sacar los que quisiera, pero fuera ninguno (bueno, excepcionalmente pueden sacar alguno o pueden jugar en el pasillo que da a sus habitaciones).
Cuando mi lechón tenía como dos añitos, hicimos lo mismo. Aunque como llevaba tiempo viendo a su hermano no supuso mayor problema.
Un inciso: soy consciente de que ésta es la tarea más difícil de conseguir. Si nuestro hijo tiene 5 años y llevamos toda su vida dejándole jugar en cualquier parte de la casa de un día para otro no podéis decirle que no lo haga. A lo mejor tenéis suerte y sí lo hace, pero si no, pues ya sabéis: poco a poco y recompensa cada vez que lo haga bien.
2.- "Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa". Esto puede parecer obvio, pero es así. Si el niño sabe dónde se guarda tal juguete o dónde se deja tal libro, y se le enseña a hacerlo así lo hará. Máxime si nos ven a nosotros hacer lo mismo. Recordad que son pura imitación. Mis hijos recogen porque su padre y yo recogemos (nuestras cosas, las suyas no, claro); mis hijos son ordenados porque su padre y yo lo somos.
En los posts sobre los dormitorios de mis hijos (aquí y aquí) ya os enseñé cómo organizo sus juguetes. El sistema de cajas de tela a su altura para mi es perfecto. Primero porque caben muchísimos juguetes en cada cesta y, segundo, porque el dormitorio se recoge en un pis pas.
3.- Poner el sistema de almacenaje a su altura. No pretendamos que un niño de 3 años ordene su habitación si tiene las estanterías a metro y medio del suelo. Con el tema libros en la otra casa los teníamos a su altura, con apoya cuadros alrededor de la cama de mi rey, pero un día se le cayeron encima unos mientras dormía y ya no los quiso en esta casa. Aún así, si podéis, también los libros a su altura.
Este mismo sistema usábamos en la anterior casa. La foto no es de mi casa ;)
Ayuda mucho para todo esto ponernos de rodillas o a gatas y recorrer la casa entera (o al menos su cuarto). Lo que tú ves en esa postura es lo que tus hijos tienen a la vista, así que ya sabes qué tienes que cambiar.
4.- Cuando el niño es menor de 3 años (o 4) hay que enseñarles a recoger: es tan fácil como ayudarles vosotros por lo que os comento de la imitación. El primer día recogeréis casi todo vosotros, pero al 4º día sabrá hacerlo solito perfectamente.
En casa tenemos como norma que no se pueden sentar a la mesa a cenar (entre semana) si no han recogido antes sus cuartos. Así que un ratito antes de la cena les aviso de que tienen que empezar a recoger. Por nuestra rutina entre semana apenas tienen una hora para jugar (pues llegamos tarde del cole; a las 7.30 pm cenamos y a las 20.30 se van a dormir) eso si no hay deberes, por lo que apenas les da tiempo a revolver su cuarto y en 5 minutillos lo tienen recogido.
Estas fotos las tomé ayer mismo; llegamos pronto a casa y tuvieron tiempo de jugar. Como véis, con el poco tiempo que tienen tampoco les da tiempo a revolver demasiado.
Mi rey en su dormitorio
Mi lechón en el suyo
Eso sí, en fin de semana es otro tema. Abarrotan sus cuartos de juguetes, como si estuvieran haciendo inventario ja ja ja.
5.- Incentivarles y dar ejemplo. Si el niño recoge cuando se le pide es bueno premiarlo. Sobretodo al principio, hasta que adquiera el hábito. ¿Por qué? Pues porque igual que castigamos una conducta que no queremos que se repita, hay que premiar las que queremos que sí se repitan.
Y con esto no me refiero solo a premiar con regalos, sino a premiar con nuestro tiempo: leerles dos cuentos esa noche en vez de uno, tumbarnos en la cama con ellos un ratito, tener helado de postre, jugar un ratito al parchis con papá tras la cena...
Soy consciente de lo difícil que puede resultar al principio. Lo sé porque yo lo viví con mi rey. Pero también os digo que merece la pena. No sabéis la liberación que supone no ver la casa llena de juguetes por todas partes, o que los niños recojan solos eficaz y rápidamente. Y eso no quita que un día tengan el día torcido y se monte la rabieta. Pero eso ya sabéis que viene con el carnet de padres :))
Espero haberos ayudado y ya me contaréis si os funciona (o si vuestros hijos también lo hacen ya, contadme cómo).
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