No os voy a mentir si os digo que eso era lo que más me preocupaba de la llegada de la au pair a nuestras vidas. Mucho más que la falta de intimidad, como muchas de vosotras me comentásteis. Será porque yo soy muy transparente o mi intimidad es nula ja ja. El caso es que me daba dolor de cabeza solo de pensar cómo meter a mis dos soles en un solo dormitorio, teniendo en cuenta que los dos tenían sus dormitorios completos.
Así que, como todo en mi vida, me puse a trazar un plan. Lo primero en que tenía en que pensar era qué hacer con las camas. Mi rey tenía la archifamosa cama diván de Ikea (podéis ver su dormitorio antes de la remodelación aquí), cama de la que me dio una pena tremenda deshacerme pero de la que tendría que deshacerme en pocos años, pues es una cama de 80 cm de ancho y el tema de los dos colchones finos ya te avisan al comprarla que en cuanto el niño sea adolescente mejor que no sea su cama habitual. En cualquier caso, me dio pena deshacerme de ella sabiendo que la habríamos disfrutado en casa unos añitos más.
Por otro lado, mi lechón tiene una cama triple que nos hicieron a medida (podéis ver su dormitorio completo aquí). Lo primero que pensé fue en poner la cama triple en el dormitorio grande (donde dormirían los dos niños) y la cama de abajo del todo ponerla en el dormitorio de la au pair. Peeeeero con esta solución tendríamos que estar sacando la cama de abajo cada noche y moviendo el escritorio de mi rey. Eso todas las noches nos iba a dar pereza fijo.
Pensando en cuando ya no estuviera la au pair en casa y teniendo en cuenta que el dormitorio de mi lechón (el que ocupa la au pair ahora) es más pequeño que el de mi rey, se me ocurrió comprar una cama alta y así mataba dos pájaros de un tiro: por un lado me solucionaba el problema de espacio durante este año que tendremos a la au pair, y, por otro lado, una vez que mi lechón vuelva a su dormitorio le podré poner el escritorio bajo la cama alta, de manera que ganará espacio para jugar.
Dicho y hecho (bueno, no fue tan fácil, me llevó más de una semana dar con una cama que se ajustara a lo que yo quería). Al final la compré online y me llegó a casa el día antes de irme de vacaciones. La montamos, mi maridín y yo, in extremis a las tantas de la noche (la pinté a la vuelta de vacaciones, con chalk paint blanco nube de la pajarita, e incluí las iniciales en madera de mis soles).
Una vez que estuvo pintada la cama alta, metimos abajo la tercera cama de la cama triple y nos hace el uso de litera, con lo que ya no teníamos el problema de quitar el escritorio cada noche.
Los niños estaban encantados no solo de dormir en literas, sino de compartir dormitorio, pero, si os digo la verdad, yo no lo estoy tanto. Ahora tardan mucho más en dormirse y tienen menos espacio para jugar. El dormitorio está bastante colapsado de muebles con juguetes, pero como es solo por un año nos toca ser pacientes.
Por su parte, el dormitorio de la au pair quedó muy simple. La cama triple de mi lechón (sin la tercera cama) con una estantería y un pequeño escritorio de Ikea; la silla Eames ya la teníamos y lo cierto es que queda perfecta con ese escritorio.
Así que ya veis cómo nos hemos organizado: como hemos podido, con mucha imaginación, mucho pensar y acusando la falta de espacio pero, como suele decirse, no se puede tener todo en esta vida y, al fin y al cabo, es una situación momentánea.
En el siguiente post os contaré todo lo relativo a cómo hicimos todos los trámites para buscar au pair, contratarla y demás. Muchas de vosotras me lo estáis pidiendo por IG pero sed pacientes, pues quería tener una perspectiva de al menos un mes conviviendo con ella para poder daros mi sincera opinión.
Muchas gracias por pasaros. Que tengáis buen día ;)
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