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Esta semana hizo un año que empecé con las clases de corte y confección (qué rápido pasa el tiempo, ¿verdad?), y aunque creo que la costura es algo que nunca se llega a saber del todo porque siempre hay algo nuevo que aprender, ya no soy tan novata e inocente como el año pasado. Siempre me gustó la idea de aprender a coser, pero no es como lo imaginaba. Seguro que la costura aún guarda unas cuantas sorpresas, pero aquí hay una lista de las 10 cosas que me cogieron más desprevenida:
1.Vas a tener que planchar
Vas a tener que planchar, varias veces a lo largo del proceso de una prenda. Y no hay manera de librarte. Yo tengo casi toda mi ropa de algodón para no tener que planchar, pero en este año he encendido la plancha más veces que el resto de mi vida. ¡Y hay planchas que funcionan mejor que otras! No sé qué magia negra hay detrás, con unas las prendas quedan bien a la primera y con otras tienes que luchar.
(¿tantos ingenieros en el mundo y estas tablas de planchar son las más prácticas que podemos inventar? Parecen hechas por alguien que nos odia)
2-Lo más pesado es cuando ya acabaste de coser
Parece que lo más difícil y tedioso es conseguir que una prenda tenga forma, ¿verdad? Pues darle forma a la prenda es lo más fácil y rápido. Lo tedioso y lo largo viene después de que coja forma y te hagas a la idea de que queda poco: pasar la máquina, retirar la tela sobrante, planchar, sobrehilar, ajustar un poco más, sacar los hilos y las marcas que sobran (he llegado a estar dos horas sacando hilos), hacer dobladillos, poner bieses, hacer ojalas, poner botones, volver a planchar...
3-Nunca hay suficientes canillas
Las máquinas de coser funcionan con dos hilos: uno por arriba y otro por debajo. El hilo de debajo se pone haciendo una pequeña bobina en una pieza que llamamos canilla. Aunque parezca que solamente cosemos con dos colores de hilo (blanco y negro) y compres 10 canillas, pronto verás que están todas ocupadas con hilos de diferentes colores. Y cuántas más compres, más canillas necesitarás.
4-Nunca tienes el hilo que necesitas: terminarás con 6 tonos de beige
¿Cuántos tonos de beige existen? ¿y de verde? La respuesta es: tirando a infinito. Y es ley que el color de los hilos que tengas en casa no queden bien con la tela. Terminarás con 6 tonos de beige, 10 de azul y 7 de verde. Y cuando compres otra tela y estés segura de que tienes hilos para ella... serán 7 carretes de beige.
5-Te mudarás de casa a una que tenga mesas grandes
Para cortar la tela de manera cómoda necesitas una mesa grande. Las primeras veces puedes hacer apaños: extiendo la mesa, le pongo una tabla, sujeto con alfileres y voy girando la tela... pero cuando tengas que mudarte te fijarás mucho en el tamaño de las mesas que haya en la casa. Y no estarás contenta hasta que tengas una mesa de 2x2m con espacio para caminar a su alrededor.
6-Cuando entras en una tienda de telas:
¿Pensabas que las tiendas de lanas eran caras y era peligroso entrar? Bienvenida al mundo de las tiendas de telas. Y más de las tiendas de retales. Recomiendo entrar en ellas solo con dinero en efectivo y dejar la tarjeta en casa.
7-¿No te gustaban nada las vacunas y los análisis de sangre? No te preocupes, pronto te darán igual
Basado en mi experiencia personal. Nada de lo que me haga un médico es peor que probarse una prenda sin recordar que tenía tres alfileres dentro, o intentar sacar una alfiler empujando por la punta y no por la cabeza. O cuando intentas coser a mano confiando en la intuición y te atraviesas el dedo con la aguja. Personalmente, además, tiendo a quemarme con la bombilla de la máquina.
De pequeña era un drama cuando tenían que ponerme una vacuna o sacarme sangre: ahora me da igual. En cuanto a cosas punzantes, creo que ya me he hecho todo el daño posible.
8-Nunca se acabará coser a mano
La ilusión de comprar una máquina de coser es que no habrá que coser a mano nunca más (y que parte de los problemas del punto anterior desaparecerán): error. Coser a mano no se acaba nunca: hilvanar, poner marcas, rematar en lugares complicados y especialmente todos esos días que coses a mano por la pereza de no montar la máquina.
9-Hay mil sistemas de patronaje diferentes: todos iguales
Cuando empecé corte y confección y me preguntaron qué sistema de patronaje me estaban enseñando me quedé en blanco. Después vi que sí, hay docenas de sistemas de patronaje diferente: desde el clásico Martí, a los anglosajones que no sé cómo se llaman, al japonés... pero todos hacen básicamente lo mismo. No vale la pena que cunda el pánico: con conocer uno, conoces el resto. He tenido en la mano manuales de patronaje medieval (dedicados a la recreación histórica, no a los disfraces) redactados según modelos de patronaje medieval anglosajón y llegan a los mismos dibujos que llego yo con Martí. Tienen sus pequeñas diferencias, por supuesto, pero no son mundos completamente diferente e incomprensibles entre sí.
10-Se abre un nuevo portal a un universo paralelo
En todas las casas hay un pequeño portal a un universo paralelo: aquel al que se van las parejas de los calcetines. Cuando empieces a coser se obrará la magia y se abrirá un segundo: el de los alfileres. Parece que los tienes todos controlados, que no te los dejas dentro de las prendas, que no se caen debajo de las mesas y que todos los que sueltas vuelve al alfiletero... pero cada vez tienes menos. Al igual que las parejas de los calcetines, nadie tiene la respuesta a por qué o dónde desaparecen.
¿Alguien que haya aprendido a coser recientemente quiere añadir o quitar algo de la lista? ¿Soy la única a la que le desaparecen los alfileres o los calcetines?
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