Los que habéis leído mi post en el que os cuento cosas sobre mi, sabréis además que soy Intérprete de Lengua de Signos y Guía-Intérprete de Personas Sordociegas. Y sabréis que me apasiona mi trabajo.
Pues bien, hace unos días me enteré gracias al blog de Blanca de Personalización de Blogs de un concurso de posts solidarios organizado por la Fundación Mutua Madrileña. No tardé ni un minuto en decidir que yo podría aportar mi granito a estos II Premios al Voluntariado Universitario.
Bueno, la verdad que no sé ni por donde empezar... ¡Tengo tantísimas cosas que contar! Antes de todo, aviso para naveantes, este va a ser un post largo, y os aconsejo que lo leáis detenidamente, nada de eso de leer entre líneas.
Todo empezó hace muchos muchos años. Recuerdo perfectamente una imagen que se me quedó grabada. Iba yo camino de Colmenar a Madrid, en autobús. No sé que edad tendría, puede que 15 o 16. Recuerdo que un grupo de sordos de mi edad se montó en el autobús, le dieron un papel con una dirección apuntada, y el conductor quiso comunicarles que tenían que coger otro autobús y que para ello tenían que cruzar la calle y dirigirse hacia otra parada. Los chicos se bajaron, y a mi no me quedó muy claro si habían entendido al conductor. Y ahí quedó la historia.
Yo crecí, fui a la universidad, estudié turismo, viajé mucho, estudié idiomas... Y empecé a trabajar en las oficinas de turismo de Madrid. Allí conocí a una intérprete de Lengua de Signos. Y me acordé de aquel grupo de sordos de años atrás, y sus dificultades para comunicarse. Gracias a Celia me enganché a este mundo que por aquel entonces era totalmente desconocido para mi.
Decidí apuntarme a unos cursillos de Lengua de Signos (LSE) y más tarde me apunté al Ciclo de Intérprete de Lengua de Signos en el Centro Educativo Ponce de León. De repente, a los 24 años, descubrí mi vocación.
Fueron dos años muy intensos, muy felices, y en los que también recibí algún que otro palo en mi vida personal. Durante el primer año compaginé el trabajo en la oficina con el ciclo, el segundo año decidí dejar el trabajo para dedicarme de lleno a lo que realmente me gustaba. Por la mañana ir a clase, por la tarde a hacer voluntariado.
Antes de contaros mi experiencia, un poco de teoría no vendrá mal. ¿Qué es la Sordoceguera? Es una discapacidad que resulta de la combinación de dos deficiencias sensoriales (visual y auditiva), que genera en las personas que la padecen problemas de comunicación únicos y necesidades especiales derivadas de la dificultad para percibir de manera global, conocer, y por tanto interesarse y desenvolverse en su entorno. (Cita: www.asocide.org)
Cuando hablo acerca de los sordociegos, que es muy a menudo, la gente me pregunta, ¿pero y cómo te comunicas con ellos? ¿y tendrá que ser una comunicación muy básica? ¿y qué actividades puedes hacer con ellos?
Y la respuesta es siempre: depende. Depende de muchas cosas. De si tienen restos visuales o auditivos, De su nivel, De a qué edad adquirieron la sordoceguera. De si son sordociegos congénitos o no.
No quiero aburriros mucho, pero para que os hagáis una idea, muchos de los sordociegos han sido sordos y después han perdido parcial o totalmente la visión. Este grupo de sordociegos se comunica en Lengua de Signos apoyada, que es como la Lengua de Signos que veis en la tele (la poca que se puede ver), pero con la diferencia de que los sordociegos te cogen las manos para leerte a través del tacto los signos. Y las palabras muy técnicas, que no tienen signo, o nombres propios, se deletrean en la palma de la mano a través del sistema dactilológico, que es algo parecido a dibujar las letras con tus manos en la palma de la persona sordociega.
(fuente: ASOCIDE)
Es complicado describir todo lo que yo he sentido ayudando a sordociegos. Hemos tenido la suerte de hacer DE TODO con ellos: Ir al parque de atracciones, ir a museos, ir a cursos de cocina, ajedrez, manualidades, ir de convivencias todo un fin de semana, senderismo, ir al teatro, ir a la piscina, visitas por Madrid, conferencias, bolera, carnavales, manifestaciones... En fin, no os podéis imaginar la cantidad de cosas que son capaces de hacer. Y lo poco que hacen, por falta de presupuesto y subvenciones. Pensad que la mayoría viven prácticamente aislados, que necesitan ayuda para casi cualquier cosa, que hay que acompañarlos a los sitios, y ayudarles a comunicarse, y hay que explicarles lo que no ven, y lo que no oyen. Los Guías-intérpretes tratamos de normalizar su día a día, hacerles posible que vayan al médico, a hacer la declaración de hacienda, al banco a abrir una cuenta, a Movistar a arreglar su móvil, a comprar ropa, un regalo, a coger el metro para poder llegar a casa.... Nosotros somos sus ojos y sus oídos.
La sordoceguera es una discapacidad muy desconocida, la gente no sabe como actuar cuando ve a un sordociego que le muestra un papel diciendo: Quiero ir a esta dirección. Es muy importante que la sociedad conozca las dificultades a las que se enfrentan cada día para poderles hacer vivir una vida más fácil.
No os podéis imaginar la felicidad que se siente cuando vas a visitar a los sordociegos, te acercas a uno de ellos, le dices: Hola, soy Marta (en Lengua de Signos apoyada) y te inundan de besos (de los sonoros) y se le llenan los ojos de lágrimas de la emoción de que tú estés ahí. Hacer feliz a una persona con solo decirle: el cielo de Madrid hoy está precioso. Acercar sus manos a una puerta, para que puedan sentir lo bonita que es. O enseñarles a bailar el "gang gang style". Y llorar. Llorar de alegría. Llorar de emoción. Sentirte plena.
Hay momentos duros, no es un trabajo sencillo, para nada. Hay veces en que nos duele todo el cuerpo. Sordociegos muy grandes, muy difíciles de guiar, que tiran de ti. Posiciones muy incómodas al interpretar si los espacios no son adecuados. Cansancio mental. Momentos duros en los que te entran ganas de llorar, y sabes que no puedes, porque estás trabajando. Recuerdo perfectamente una charla en la que una madre contaba cómo había sido su vida al descubrir que su hijo era sordociego congénito. Yo estaba interpretando todo lo que ella contaba a otro sordociego. Y recuerdo perfectamente el nudo que se me formó en la garganta y las ganas de llorar que me entraron cuando contó que solo deseaba despertarse, que estaba segura de que no era realidad lo que le estaba pasando, que era una pesadilla, que se despertaría y todo estaría bien. Son momentos durísimos, historias muy complicadas. Rabia. Impotencia. Tristeza.
Y sin embargo, adoro mi trabajo. Ellos nos necesitan. Es una sensación muy bonita, muy gratificante, la de poder ayudar a la gente que lo necesita. Y tengo la suerte de que en mi trabajo lo hago. Y aún así, si puedo sigo yendo de voluntaria con los sordociegos. Porque a veces no hay dinero para pagar a todas las intérpretes que se necesitarían. No hay subvenciones, es triste, pero es así. Vivimos en un país en el que los gobiernos no se preocupan por su gente, y mucho menos por los que tienen discapacidad. Pero da igual, yo soy feliz aportando mi granito de arena. Y siempre, siempre que he estado con ellos, he vuelto a casa con una sonrisa de oreja a oreja, y una sensación extraña, difícil de describir con palabras. Y que te den las gracias, por hacer tu trabajo, es precioso. Y que por desgracia, sucede muy poco. Sentirte útil, valorada, y querida por las personas a las que ayudas.
Espero no haberos aburrido mucho, ya sólo queda la parte de agradecimientos. Gracias a Celia en primer lugar, que fue la que me hizo involucrarme en el mundo de la Lengua de Signos. Gracias a mis profesores, magníficos todos, de los que he aprendido tanto. Gracias en especial a Raquel, por haberme abierto al mundo de la sordoceguera y haberme enseñado tanto, y haberme dado tantas oportunidades para crecer. Gracias a Ana, por darme la oportunidad de trabajar con ellos, y por darme las gracias por cumplir con mi trabajo. Gracias a todos y cada uno de mis compis de ciclo, nos hemos ayudado tanto. Ha sido maravilloso compartir con vosotros esos dos años, y seguir compartiendo tanto. Gracias a mi madre, por el apoyo, el interés, y el ánimo a seguir con lo que me gusta. Gracias a mi novio, por aguantarme cada vez que vengo de una actividad con sordociegos y no paro de hablarle de ellos. Y gracias a ellos, a todos y cada uno delos sordociegos con los que me he cruzado alguna vez. Todos me han aportado algo. Todos me han hecho ser más humana. Todos me han ayudado a crecer.
Si os habéis quedado con ganas de más, con ganas de ver cómo se comunican, como es su día a día, y que os lo cuenten en primera persona, no dejéis de ver estos cortos. Y también os recomiendo dos películas: el Abrazo de los Peces y Black.
Gracias por leer este post, que tiene un significado muy especial para mi. Mi intención al escribirlo ha sido dar a conocer esta discapacidad, dar a conocer el trabajo de los Guías-intérpretes, y despertar esa solidaridad que todos llevamos dentro. Nosotros, con poquito que hagamos, podemos hacer de este mundo un sitio mejor. Cualquier comentario, duda, pregunta será bienvenida.
Un abrazo.
Marta.