Me gustaba antes pero ahora, a raíz de la llegada de nuestra pequeña, me apasiona. Son nuestras segundas navidades con ella y si bien las primeras las recuerdo de manera especial, sabía que era en estas cuando más iba a disfrutar ella, cuando más se iba a ilusionar y por supuesto cuando más nos iba a llenar de ilusión a nosotros. Así que este año estaba deseando ver esa cara de ilusión y satisfacción en Sofía y os aseguro que fue infinitamente mejor de lo que me imaginaba.
Dentro de nuestra particular tradición navideña también estaba la de disfrutar de la decoración de muchos de los escaparates que en algunos casos son auténticas obras de arte. Árboles majestuosos, belenes, luces por doquier...
Dicen que la navidad es mágica y si la vives junto a un niño ese dicho se cumple a la perfección. Es imposible que no te contagien de su ilusión, de su manera de ver y admirar las cosas, de creer en ellas... He vivido navidades especiales aquí y allí en las que he disfrutado muchísimo junto a los amigos, familia... pero jamás imaginaba que llegarían unas tan sumamente especiales. Unas en la que su cara, sus gestos, su sonrisa, su alegría... lo ilumina todo.