Es curioso porque, aunque este blog trata básicamente sobre mi vida y mis cosillas, raras veces hablo de ello de verdad. Quiero decir que normalmente hablo sobre temas que me gustan, doy consejos que he aprendido, cuento mis aventuras o muestro mis conjuntos, pero no suelo contar las cosas que hago de forma normal. Pero esta vez sí.
Me encanta Halloween. Es un hecho. Y si, de repente, en mi supermercado aparecen unas preciosas y redonditas calabazas listas para ser talladas... Pues lo hago. Evidentemente. Y este año he arrastrado a esta tradición a mi novio, que nunca había tallado una calabaza. Así que me planté en su casa con dos calabacitas y un montón de chuches de Halloween y así pasamos la tarde del sábado.
¡Y lo pasamos genial, la verdad! Estuvimos buscando ideas en Internet, luego vaciando la calabaza (donde quedó bastante claro quién tiene mejores dotes de trato calabacil y no soy yo), comiendo chuches y viendo pelis de esta temática. Yo hice la mía en forma de gatito y él hizo la clásica calabaza con la cara de Jack OLantern.
Tengo que decir que Manu se lo tomó mucho más en serio que yo. Sacó su caja de herramientas y se puso a tallar como un profesional mientras yo me peleaba con el cuchillo y la calabaza. Y eso que yo ya lo había hecho antes. En fin, en las fotos se puede apreciar quién lo hizo mejor.
Si os estáis preguntando cómo se hace, aquí tengo las instrucciones bien claras. Haría otro post sobre ello (porque es del 2014 y tal) pero creo que no es necesario porque los pasos siguen siendo los mismos. Lo único es que esta vez las vaciamos del todo y las lavamos, pero no sé si es mejor o peor hacerlo. Vimos en YouTube que dependía de la persona. Algunos, incluso, las barnizan después. No sé, no soy una experta, pero para pasar el rato os vale el método básico.
Si queréis hacerlo con niños, porque seguro que les encanta, aconsejo utilizar velas falsas y dejar que sea un adulto el que se encargue del manejo del cuchillo. En algunas tiendas, como Tedi, venden packs de tallado de calabazas especiales para niños, que son de plástico, así que podéis recurrir a eso.
Desde luego, yo disfruté muchísimo la tarde y me encantó acurrucarme en el sofá a ver Harry Potter mientras nos iluminaba la luz de las velitas. Si os sincera, prefiero mil veces estos planes que salir de fiesta.