Entre la mudanza, el poner cada cosa en su sitio, la instalación de internet y esas miles de cosas que hay que hacer cuando cambias de vivienda, no he tenido mucho tiempo. ¡Y todavía quedan miles de cosas por hacer!
Una de las partes que más estoy disfrutando es la redecoración, como interiorista imaginaros la obsesión. Pero soy realista y la cosa está como está, así que con calma y poco a poco vamos cambiando el aspecto de nuestro pequeño nidito.
Hemos comprado algunas cosas, pero sobre todo hemos querido aprovechar lo que ya teníamos y darle un lavadito de cara. ¡Y nos está funcionando de maravilla, oiga!
Hoy os traigo un ejemplo. Teníamos una vieja silla de escritorio en buen estado, pero con la tapicería deteriorada, llena de manchas y de un color que no nos convencía demasiado. La verdad es que daba penita verla (en la foto no se aprecian bien las manchas) y había que hacerle algo obligatoriamente o tarde o temprano acabaríamos deshaciéndonos de ella.
Visitamos Ikea en septiembre para hacernos con algunas cosas que nos hacían falta, y lo mejor de hacerlo en esas fechas, es que encuentras muchos productos a precios reducidos por fin de temporada o por que los han retirado de las exposiciones que tenían hasta el momento.
Y es lo que ocurrió con las telas que veis en la fotografía, cada pieza (4m x 1.5m) costó cerca de 8 euros cuando ese es su precio habitual por metro. La verdad es que nos ha venido genial para un montón de cosas, ya os iré enseñando, pero renovar la silla ha sido una de ellas.
Escogimos la tela de lunares, cortamos dos piezas de la medida de cada una de las partes a tapizar añadiendo un margen de unos 9/10 cm al contorno para asegurarnos de que las superficies azules quedasen bien cubiertas y la parte sobrante ayudara a asegurar la fijación.
Con la ayuda de unas tijeras, unas de uso escolar son más que suficientes, vamos introduciendo la tela entre la parte acolchada y el plástico que cubre la parte trasera.
Vamos repitiendo la misma operación hasta tener toda la superfície cubierta y tersa. Tened un poquito de paciencia, parece que se hace enseguida pero os podéis tirar cerca de 40 minutos metiendo los bordes.
En nuestro caso no hemos necesitado ningún producto para fijar la tela, ni grapas, ni adhesivos, el propio plástico nos hace de sujección y aguanta estupéndamente.
En menos de una hora y por nada de dinero, podemos convertir una vieja silla en una totalmente renovada. Animaos a darle un cambio a las cosas que tenéis por casa, los resultados son sorprendentes.
¡viva la customización!