excepto en mi casa.
Sobre todo porque no tengo gato. Y no es porque no me gusten los animales, que me gustan, sino porque tengo una alergia tremenda al pelo de los felinos. Mis hijas pese a todo, lo intentan un día si y otro también, pero esta patología mía (que prometo no es una mandanga inventada) me hace ser inflexible.
Pero a lo que iba, en mi casa lo que tiene siete vidas es todo lo demás. Un cambiador de dormitorio que después fue un aparador con cajones en la cocina. Unas cortinas que mi hermana tiró, y mi madre rescató. Un año más tarde las puso en su terraza y vió que no valían y las guardó. Otro año vió que a otra hermana, o sea yo, le venían bien para hacer un toldillo, y en mi casa colgadas están. Pero como sobraba una (habia cuatro paños), he hecho una funda blanca para cubrir un puf rojo (también rescatado), que no pegaba nada en mi salón blanco y verde.
Así que ni que decir tiene, que guardo todo tipo de todo, que espera paciente a vivir su segunda, tercera….o séptima vida.
Hoy han visto la luz dos cajitas de caramelos de plástico…..
A ver q os parecen.