Y como sabía que este fin de semana no iba a poder ponerme manos a la obra (nos fuimos al Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo), lo abordé en cuanto nos lo propuso, que además, en estas cosas no pasa nada si no esperamos...
Lo mejor, que cuando uno de los gemelos me vio sacando uno de los cajones, me miró y me dijo: "Mamá, ya te ha tocado el reto, ¿verdad?"... Lo cual demuestra que esta conversión mía hacia las costumbres ordenadas no sólo lo noto yo, sino también ellos...
Bueno, os voy a ir enseñando el antes y el después.
Primero: El cajón de los cubiertos.
De los cuatro cajones este era el que menos caos presentaba, más que nada porque ya estaba compartimentado... Eso sí, podíamos encontrar de todo...
Antes
Desde la típica medallita que regalaba Nestlé, hasta el hilo para atar el lomo antes de asarlo... y tapones de corcho, y rotuladores, y bolis....
Después
Todas las cosas que no eran cubiertos, se fueron... A la basura, a otras cajitas o a la habitación de los niños.
Segundo: El cajón de los útiles de cocina
Esta era mi vergüenza... Porque todo estaba muy limpio, pero a "revoltillo", y el caso es que lo encontraba todo, pero no era "enseñable".
Antes
Este cajón me hizo preguntarme varias cosas:
- ¿Por qué las cosas que se pueden colgar no están en una barra, como tenía en la otra casa?
- ¿Cómo organizo el interior para que lo que se quede no termine mezclado?
Visita al Ikea...
Después
Bueno, la visita al Ikea no sirvió para nada respecto a este cajón en cuanto a los contenedores, porque estuve buscando y no me convencía nada... Pero el sábado, me encontré en mi dormitorio el estuche de una colonia que le regalé a mi marido en Navidad y que tenía allí esperando, y me venía que ni pintado. Lo mismo que una caja de zapatos de Celia... Así que las forré con un papel adhesivo con girasoles y listas para organizar esas cosas que no iba a ir colgadas en la barra. Ah, la batidora la dejé, porque aunque sólo la uso para hacer el jabón casero, de esta forma el cable estaría enrollado (el papel vegetal lo dejé ahí porque no me cabía en otro sitio...).
¿Y dónde fueron las cosas "colgables"? Pues a una barra con sus ganchitos rojos muy bien colocadita:
Tercero: El cajón del mantel y las servilletas
Otro cajón del desastre... En este es donde guardamos el mantel que está en uso y las servilletas (lo siento, pero odio las servilletas de papel para comer...). También estaba el cargador de la aspiradora, un abrelatas, el libro de recetas de Simone Ortega... Y calendarios de años pasados...
Antes
Después
Este cajón parece de otra casa...
Los cargadores enrollados, los manteles y las servilletas dobladas... Y el táper rojo con la flor pegada...
Este cajón ha provocado dos comentarios:
- "Mamá, ¿qué le has hecho a mi caja del bollicao???????" (la roja con el girasol)
- "Este cajón me da miedo de lo ordenado que está. Me da reparo coger el mantel..."
(Respuesta mía: "Déjalo como te lo has encontrado... por tú bien")
(una semana después, este cajón es el que corre más peligro de volver a las andadas...algo tendré que pensar para evitarlo)
Cuarto: El cajón de los platos (y de todo lo que iba cayendo)
Y para terminar, el cajón tipo gavetero donde guardo los platos que no me caben en el escurridor. Y las servilletas bonitas, y un molde de silicona...
Antes
Por su altura, este cajón era muy bueno para que las cosas quedaran amontonadas. Así que en la misma visita al Ikea, me traje las tres soluciones.
Después
Dos soportes para platos, de forma que no se escurran hacia los lados. Además, como el hueco está justo, no se desplazan.
Y una caja con dos compartimentos para:
- las bolsas de bocadillos y de congelar
- las conchas de vieiras para hacerlas al horno.
- cubiertos de plástico
En la caja amarilla puse los protectores de enchufes y unos ganchos muy monos para que los manteles no se levanten cuando hace viento y comemos en la terraza.
Y los moldes, a otra caja donde he guardado todos los moldes que tengo y que uso para hacer jabones, porque aunque otras zonas de la cocina aún no han sido retos, a mí esto del orden me está gustando...
Bien. Este era el cuarto reto propuesto y creo que el más necesario en mi cocina.
Y hoy, a ver si me pongo ya en serio con los últimos detalles de mis objetivos re-decorativos, que los tengo muy abandonados (al menos, en apariencia).
Feliz semana!