Conchi lo estaba gastando tan a gusto que se lo puso en noche vieja y se le hicieron unas manchitas, otra vez a lavarlo! con la sorpresa de que la segunda vez el chaquetón salio destrozado de la lavadora, que disgusto! todo rasgado, pero nunca hay que rendirse alguna solución teníamos que encontrar. Y bueno al final recurriendo a mis puntillas se ha podido “mas o menos arreglar”.
El simple hecho de nunca rendirse, es ya una forma de tener éxito.
La foto de arriba, ya podéis imaginaros el disgusto, parece que este rasgado por las costuras, pero no, rasgado por el cuello y una buena raja a un lado de la espalda, la verdad que para olvidarse de el, pero intentarlo no cuesta nada, no sera nunca igual, pero a veces hay que olvidar lo malo y afrontar el presente.
Mi trabajo consistió en medir y hacer otro corte proporcional y paralelo a este, para que pareciese hecho adrede y bueno como he dicho antes ponerle unas puntillas para hacer desaparecer las costuras. En el cuello exactamente igual ya que la raja estaba a un lado del cuello.
Aquí os dejo las fotos de como he podido salvar este mal trago ya que no sabia por donde empezar y lo dicho no hay que rendirse nunca. Claro esta que no es lo que era pero por lo menos esta.
Espero como siempre que este post os sirva por si alguna vez os pasa algo parecido y contenta de poderos contar lo que hago.
Hasta pronto!
Conchi.