Mi esposo, el cual hay que admitirlo, cuando salimos en tiene una paciencia de santo, me animo a entrar a la tienda y echarle una tocadita. Entramos a la tienda sin hacer mucho alarde y mientras me hacia la que veia las cosas y preguntaba precios, llegue a tocar esa hermosa chalina con aquel punto que me habia enamorado en la vitrina.
Al preguntar el precio, los ojos se me abrieron cual dos luceros, wow, pero que robo pensé, si es tan fácil como ponernoslo a tejer. Y contando los puntos y tomandole una foto mental, deje aquel hermoso punto en esa vitrina, y llegando al carro, pues siempre llevo mi crochet y lana en la bolsa, comence a copiar esa maravilla.
Hoy les traigo aquel hermoso punto, para que ustedes también se enamoren de el…
Disfruten tejiendo…