Cuando comenzó este año el nuevo curso decidí que me iba a apuntar a clases de crochet. El año pasado se creó en el cole de mis hijos un grupo de ganchilleras, con Encarni, la seño a la cabeza, una mami que algún día nos tiene que contar cómo estira sus horas del día para poder hacer tantas cosas. Ella consiguió transmitir a todas las ganchilleras que se le unieron esa locura por el mundo del crochet.
En realidad yo ya tenía algunas nociones de crochet por lo que, visto desde fuera, podía parecer un poco tonto el asistir a estas clases, pero me pareció que siempre se pueden aprender nuevas cosas cuando te reúnes con otras personas con el mismo interés que tú sobre un mismo tema. Y sobre todo, porque tejer en grupo es como una terapia, que recomiendo absolutamente a todo el mundo.
Así que este curso me decidí a apuntarme y ahí estoy, formando parte de este grupo tan apañado de chicas crocheterasque nos reunimos una vez a la semanacon nuestras agujas y lanas para hacer realidad todo lo que se nos va ocurriendo.
Y un día de estos, una de las mamis dijo que quería llegar a hacer un poncho para su peque tan bonito como este:
A partir de ahí se desató la locura. No os podéis imaginar cómo empezaron todas como locas a tejer ponchos en todos los colores. Y yo, que no tengo niñas, las veía con un poco de envidia hacer sus abrigados ponchos, uno tras otro.
Hasta que no me pude resistir y decidí hacer yo también uno. Y a falta de niña propia, se me ocurrió tejer uno para regalar a mi sobrina pequeña, Nadia, que en pocos días celebra su santo y me pareció que podría ser un regalo perfecto para ella.
Y ya que estaba, decidí matar dos pájaros de un tiro y aprovechar para aprender un nuevo tipo de punto de crochet que hacía tiempo que había visto y del que me había enamorado: el punto estrella. Encontré aquí la ocasión perfecta para ponerlo en práctica.
Y así es como resultó el poncho para Nadia:
Y aunque el santo de Nadia no es hasta mediados del mes que viene, se lo di con varias semanas de antelación para que lo pudiera ir aprovechando en estos primeros días de frío.
Cuando ya mi hermana lo tuvo en sus manos, publiqué fotos del poncho en mi página de Facebook y ocurrió que se puso en contacto conmigo Pilar, clienta desde hace ya muchos años, que se interesó por el poncho para que le hiciera unos iguales para sus sobrinas.
Hace ya algunos años, Pilar me pidió otros complementos abrigaditos para sus sobrinas, unos gorros como estos que os enseñé aquí. Y en esta ocasión se le ha ocurrido regalarles esta otra prenda de abrigo.
Así que para las sobrinas de Pilar he tejido estos dos ponchos, en el mismo color que el de Nadia, que es un color que combina estupendamente con todo, para los que he empleado otro tipo de punto, un poco más sencillo:
¿Os gusta cómo han quedado? A mi me ha encantado hacer estos tres ponchos. Tanto, que estoy en proceso de hacerme uno para mi. A ver si consigo tenerlo terminado antes de que el frío desaparezca…
Y como los ponchos tal como os los he enseñado dicen poco, termino la entrada con esta foto de Nadia luciendo el suyo. Así os hacéis una idea de lo bonito que queda:
Espero que no os congeléis en estos días de frío. Yo mientras seguiré rodeada de lanas, a ver si así consigo no convertirme en un cubito de hielo :-D
Besos y hasta la próxima entrada.