Y como yo no podía ser menos, hoy os enseño el que he hecho este fin de semana:
El bolso lo compré en Primark, y además de tener un tamaño perfecto, está forrado por dentro y tiene su cremallera y su bolsillo interior.
Y como muchas veces me pasa, he ido haciendo variaciones con respecto a la idea que tenía en mente al principio.
Lo primero fue pintarle un corazón. Como todavía no he caído en las garras del Chalkpaint, utilicé gesso blanco para que luego, al pintarlo de rojo (primera idea original desechada) se agarrara bien. El gesso además no se corre ni gotea.
Pero después de darle una capa, me gustó cómo quedaba el blanco sobre la rafia. Así que guardé el bote de pintura roja, y le dí una capa de barniz cola (sólo al corazón), para protegerlo y para que tenga un poquito de brillo.
Luego, los madroños. En mi mente estaba encontrar unos de color cereza, pero al ir a la mercería, sólo tenían en rojo, negro y blanco... Así que compré el rojo. Al probarlo, pensé que si fueran de color blanco me irían con todo, además de que el forro del bolso es rosa... Lo cual supuso visita al día siguiente a la mercería: a por madroños en blanco.
La tira de madroños va cosida al borde, con dos filas de puntadas, para que no se descosan y además, queden bien pegados.
Lo que sí que no varié fue el detalle del corazón de madera rojo con topos blancos, atado a la cremallera (es de Maisons du Monde).
Y en el otro extremo de la cremallera, una cinta de corazones rojos.
Y es que a veces los planes no salen como pensábamos, lo cual no quiere decir que no nos encante el resultado.
Y vosotras, ¿ya tenéis vuestro bolso de rafia tuneado?
Feliz semana!
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