He de reconocer que dicha afición me viene de familia. Tanto a mi padre como a mi madre les encanta el material de oficina. Mi madre pinta al óleo y mi padre es un genio con el dibujo lineal. Rara la tarde que en mi casa no hubiera una mesa plagada de pinturas, rotuladores, compás, "rotrings" y los casi olvidados cartabón y escuadra. Aquello era una fiesta de colores. Por desgracia, yo no he sacado ni talento con el dibujo artístico ni lineal, pero sí una gran afición por el material escolar. También ayudó el hecho de que mi padre haya tenido siempre oficina en casa. Y que a él también le encante este tipo de material. Cuántos sábados por la mañana me llevaba a la librería y me dejaba escoger lo que más me gustara. Una simple goma, un boli, unos lápices... me hacían feliz.
Dentro del material de oficina una de las cosas que más me gusta son las plumas. Recuerdo la primera que me regaló mi madre. Tenía 7 años y, cuando vi aquella caja con pluma y boli a juego, fue increíble. Prácticamente no sabía usarla. Me daba miedo forzarla al escribir, pero con el paso del tiempo la he sascado muchísimo partido. Aún la tengo. Muchos años después mi abuelo materno me regaló una pluma. Es, sin duda, uno de los regalos más espesciales que me han hecho. Está lleno de simbología y me evoca unos recuerdos muy especiales.
Los juegos de sobre y carta es otro de los artículos que me apasionan. Lo mismo me ocurre con las libretas, agendas... así que cuando fui a Italia no podía dejar de entrar en las "miles" de papelerías, librerías... que había.
Esta afición por las papelerías no hizo más que aumentar con la apertura del blog. Fue gracias a él cuando descubrí palabras que antes pasaban desapercibidas como washi tape, troqueladoras, scrap...