Seguimos con los primeros pasos para dar nuestras puntadas de bordado. Le toca el turno a los materiales, todos unos protagonistas e imprescindibles para que a la hora de bordar, nuestros proyectos resulten un diez. ¡Vamos a ello!
En primer lugar, debemos tener unas agujas adecuadas para el tipo de bordado que vamos a hacer. Existen infinidad de clases en el mercado, cada una adaptada a los diferentes tipos de trabajos. Como imprescindibles, destaco las agujas de bordado o agujas "Crewel", alargadas y puntiagudas con un ojo alargado que facilitará que pase por la tela sin provocar punteados. Las encontrarás en tu mercería con diferentes tamaños, desde la más fina a la más gruesa.
Para bordar en telas uniformes, gruesas, cañamazo... lo ideal es usar agujas de tapicería (con punta afilada o roma), que se caracterizan por ser más gruesas y tener los ojos más grandes.
Las agujas de bordar o coser son las mejores aliadas de cualquier costurera, es por ello que deberás guardarlas y mantenerlas como oro en paño.
Si te resulta complicado enhebrar la aguja, pasa el extremo del hilo por una pastilla de jabón en lugar de chuparlo, ya que de esta manera evitarás que pueda quedar humedad en la aguja y oxidarse por ello.
Mantén siempre las agujas en un lugar seco y alejado de la humedad.
La gran mayoría de los trabajos de bordado requieren que se hagan empleando un bastidor. Permiten que la labor quede tensa y no se deforme, controlarás mejor la tensión del hilo y te facilitarán la vida mogollón.
Mis preferidos son los de madera. Encontrarás desde el simple aro, hasta bastidores con pie para apoyar entre las rodillas, el suelo... También existen en todos los tamaños imaginables.
La verdad es que se puede bordar en cualquier tela. Algodones, linos, sintéticos, lisas, estampadas, de trama uniforme... Pero yo tengo especial debilidad por las batistas de algodón caracterizadas por su delicadeza, suavidad y ligereza.
Como contrapunto, existen telas específicas, como la tela Aída, que se utiliza para puntos en los que se van contando los hilos, como el punto de cruz. La tela de trama sencilla uniforme, tela Hardanger... son también de este tipo.
Mi preferido y el hilo más usado para bordar es el famoso Mouliné. Se trata de una madeja que contiene normalmente unas seis hebras de hilo que se pueden utilizar por separado o conjuntamente, lo que permite una gran versatilidad a la hora de jugar con los grosores de los puntos a la hora de bordar. Es un hilo suave, fino y de colores vibrantes.
Por otro lado contamos con el algodón perlé. Como a simple vista se aprecia en la imagen, es un hilo torcido (aquí las hebras no se pueden separar), y lo podemos encontrar en varios grosores.
Además de los anteriores, se puede bordar con ¡cualquier tipo de hilo!, desde el hilo de coser, hilos de seda, hasta lana, hilos metalizados... y así un largo etc.
Como imprescindibles, no podemos dejar escapar una buena tijera, normalmente y para mayor comodidad una de tamaño pequeño es ideal para cortar los hilos.
Si utilizas plantillas con dibujos o ilustraciones, necesitarás papel de calco para transferirlo a la tela; y si eres diestra en dibujo y quieres plasmar tus propias creaciones a mano alzada, un rotulador o lápiz lavable es la mejor opción.
Ya no hay excusas... ¡materiales a mano y agujas en alto!
Besos Mil.