Con los doce pasos intentó resumir cómo dejó de gritarles a sus hijos/as y dejar de sentir culpa, ira, decepción, tristeza y la desesperanza cada vez que gritaba.
No es científico y no está respaldado por un título avanzado en conducta infantil, terapia, coaching de vida o cualquier tema que pueda considerar relevante para este tema.
Lo que sí es, sin embargo, es un relato honesto de las trincheras de una madre real y es algo que tú puede hacer. No es fácil, puede ser difícil pero es posible. Es un proceso y requiere trabajo.
Ella misma en su blog comparte los doce pasos para dejar de gritar:
Paso 1: Reconocer que necesitas cambiar, decide que quieres cambiar y comprométete completamente a cambiar.
Cambiar un mal hábito es un gran trabajo. Requiere una cantidad grande de energía y concentración.
Paso 2: Establece una meta.
Si 365 días seguidos es un poco severo elije una meta menos abrumadora, pero que también sea motivadora y medible. Elije una meta que te ayude a gritar MENOS y a generar confianza. Algunas ideas más allá de los 365 días: 30 días sin gritar, 30 horas sin gritar, 1 semana sin gritar.
Paso 3: Comparte tu objetivo para generar responsabilidad.
Cuéntaselo a tus amigos y familiares para compartir tu progreso.
Paso 4: Crea una red de apoyo.
Puede ser tu pareja, esa persona a la que cuando le escribes que necesitas gritar te dice ¡no lo hagas!, a tus propios hijos que te dicen en ese momento ¡Rinoceronte Naranja! o en tu comunidad de redes sociales.
Paso 5: Rastrea tus disparadores.
Esta es la parte que nadie quiere hacer, ¡pero se necesita hacer! Sus primeros 10 días escribió en notas post-it naranjas cuando gritaba, por qué gritaba, su estado de ánimo, el estado de ánimo de sus hijos/as, la hora del día, etc.
El seguimiento le ayudó a:
(a) Crear un sistema de alarma mental. (Es decir, ¡Advertencia! Legos por todo el piso. Gritarás. Prepárate para el autocontrol.)
(b) Identifica los problemas pequeños que se pueden solucionar fácilmente y los problemas más grandes que se pueden enfocar uno a la vez (es decir, apresurarse por la mañana me hace gritar, poner los platos del desayuno por la noche)
(c) Adquirir conciencia de ti mismo que 9 de cada 10 veces de los desencadenantes, está el desencadenante real, tu estado de ánimo.
(d) Crea un plan de medidas preventivas para practicar (comer bien, hacer ejercicio, irse a dormir más temprano, no embotellar emociones, etc)
Paso 6: Comienza a practicar lentamente.
Aprender a no gritarle a tus hijos/as es un gran cambio; ¡Da pequeños pasos, necesitas practicar!
Primero, en vez de gritarle a tu hijo/a, grita en armarios, baños, alacenas, autos, cajas, zapatos, bolsos. Después, deja escapar gritos (¡¡¡ARGH !!!!), sonidos de animales (¡rugido!), silbidos y cualquier otra cosa que llegue a tu voz. La clave aquí es la repetición y aceptar que no siempre puedes controlar la acción de tu hijo/a, pero SIEMPRE puedes controlar tu reacción.
Paso 7: ¡Sigue practicando!
Dirige tu energía hacia (1) encontrar y practicar nuevas formas de mantener la calma, (2) identificar, comprender y aliviar los factores desencadenantes, y (3) reconocer tu propio estado de ánimo como la fuente REAL del problema. Sigue trabajando en todo hasta encontrar tu ritmo.
Paso 8: Ten el objetivo en mente.
Puedes decorar la casa y tú mismo de naranja durante un mes seguido para mantener tu promesa en mente. Sirve alimentos anaranjados, vístete de naranja, haz lo que funcione para mantenerte enfocado en tu objetivo.
Paso 9: Persevera cuando gritas.
Esto es un proceso, que tomará tiempo. Así que deja de ser tan duro contigo mismo, y cuando grites, perdónate, pide disculpas a tu hijo/a y prométete seguir intentándolo.
Paso 10: Celébralo cuando tengas éxito.
Cualquier momento en el que no grites es un éxito. Celébralo realizando aspavientos en el aire diciendo (¡sí, lo hice!) O publicarlo en las redes sociales, haz un corazón naranja en un calendario por cada día que no grites, pon un m & m naranja en un frasco por cada momento que no grites, coloca una nota naranja en la pared cerca de donde no gritaste. ¡Sé creativo pero elógiate a ti mismo!
Paso 11: Deja de gritar, comienza a pensar, continúa con calma.
Habrá momentos en los que sientas que vas a gritar y pasa un mantra que te dice ¡no grites! (cierra la boca, aprieta las manos, cuenta hasta 10).
Empieza a pensar (cuál es el detonante, qué me calma, cómo puedo proceder) y continúa CALMÁNDOTE.
Paso 12: ¡ Recuerda que no estás solo, que creo en ti y que estoy aquí para ayudarte!
La creadora de la técnica del Rinoceronte Naranja tiene su grupo de apoyo en Facebook.
Para ayudarte en conseguir tu objetivo de no gritar a tu hijo/a he creado varios recursos que te puedes descargar totalmente gratis.
Calendario perpetuo donde puedes escribir el mes, año y día. Lo puedes colocar en la nevera de casa coloreando cada corazón cada vez que consigues tu objetivo de no gritar más.
En el frasco puedes ir introduciendo papelitos con un corazón.
¿Quieres comenzar con tu reto de no gritarle a tu hijo/a? Haz clic en el siguiente botón y descarga todo el material y empezar hoy mismo a aplicar los doce pasos. Te vas a sentir mejor, tú y toda la familia. ¡Ánimo que tú puedes!
¿Te gustaría organizar un reto en familia ? Si tu respuesta es sí, aquí te traigo cinco días de retos muy sencillos, alegres, divertidos, llenos de emociones y de risas.
Puedes descargarlo desde aquí RETO PARA FAMILIAS EMOCIONADAS donde también podrás tener un planning de los retos y colocarlo en la nevera cuando toda la familia haya acordado los días que quieren hacer cada uno de ello. ¿Te unes al reto familiar?