No porque estuviese confeccionada con la tela más maravillosa del mundo…
Ni porque el patrón fuese el mejor patrón de camisetas que se haya hecho jamás…
Tampoco iba a ser la camiseta perfecta porque sentara estupendamente a la figura…
¡No! Iba a ser la camiseta perfecta porque a pesar de no haber hilvanado nada…
¡¡¡¡¡¡¡¡No descosí ni una sola costura!!!!!!!!!
¡Por fin! Estaba a punto de terminar la camiseta perfecta cuando me tocó hacer los dobladillos.
Hago un paréntesis en la historia: ¿Os he contado que tengo una nueva máquina de coser?
El caso es que me descargué el manual en el Ipad, para poder consultarlo con mayor facilidad y antes de lanzarme a la piscina hice lo correcto: fui a leer el apartado para coser con aguja doble…
Después de leer el índice de arriba abajo y no encontrarlo pensé… ¡no tiene apartado, así que lo coso como siempre! Si tan sólo hubiese pasado a la siguiente página…. Cierro paréntesis.
Todo fue mal, puse el portacarretes supletorio donde a mí me pareció, enhebré mal la máquina, utilicé la aguja doble que no era, no programé la máquina para el tipo de aguja… y con todos estos errores, pues claro, le hice un par de agujeros a la camiseta.
¡Sí, Agujeros! Le hice unos cuantos en el dobladillo, pero al final pude solucionarlo con todo el vapor del mundo.
En fin…Tan orgullosa que estaba de no haber tenido que utilizar el ‘descosedor’, que tuve que descoser los dobladillos no sé ni cuántas veces hasta que volví a mirar el manual, pasé la página y comprobé que sí que habían instrucciones para utilizar la aguja doble y que no había dado ni una con la máquina :(
¿La camiseta perfecta? ¡Otra vez será!