No soy de poner las fotos tan grandes, pero ésta se lo merece.
Fijaos que sonrisa tenemos, nos acabábamos de conocer, habíamos tomado un cafetito y nos disponíamos a irnos de compras.
Con Puri, hubo empatía desde el minuto cero, que maja es.
Irradia paz, energía, es sencilla, divertida y tolerante. ¿Qué más se puede pedir?
Arrasamos en cuatro tiendas de la zona de Carabanchel (Madrid), y lo pasamos genial.
Bueno, el primer detalle, es que llegamos las dos con un cuarto de hora de antelación, a esto le vamos a llamar puntualidad patch (aunque Puri aún no está enganchada al patch, pero todo llegará).
Lo primero un café en una terraza, y el intercambio de regalos, los míos ya os los enseñé ayer, y éstos son los que hizo Puri para mí:
El broche lo estrené según me lo dió, el búho de tela ya lo llevo con las llaves del coche y el búho de ganchillo está dándome suerte al lado de la pantalla del ordenador. Todo hecho perfecto, ni os lo podéis imaginar.
Después nos fuimos de compras de telas. Que locura!!!, todas nos gustaban, no parábamos de elegir: ésta, y ésta, y la otra.... Entre medias, unas buenas risas de acompañamiento.
Agotadas, tuvimos que reparar fuerzas en otra terraza, con un refresco y otro ratito de charla para contarnos un poco nuestras vidas.Y, como en la canción de Sabina, nos dieron las diez....
No, más no, porque somos unas niñas responsables que llegan a casa a una hora la mar de decente (unas más que otras).
Ya hemos quedado en repetir, pero siguiendo con nuestro espíritu responsable, no vamos a quedar para comprar telas, porque es una ruina.
Y sigo coso que te coso...