Mi reciente paso por Galicia (España) no me ha dejado indiferente a la naturaleza que circunda estos parajes maravillosos llenos de alegría, misterio y en muchos casos un deseo incesante de formar parte de ese complejo ecosistema. Al realizar parte del camino de Santiago me he encontrado con majestuosos bosques de cuento, valles y pueblos encantadores que estimulan y enriquecen al caminante en su viaje de espiritual. Si pusiéramos en un caldero unas cuantas palabras (llenas de esencias y activos) como nuevo, viejo, tradicional o actual, más naturaleza, clima, historia y factor humano tendríamos como consecuencia sin dudas a equivocarme "Galicia".
He realizado este jabón con un aceite de Camelia que tenía guardado hace más de un año, esas compras que uno hace por impulso y no sabe el porqué pero resulta que luego despiertan en ti una maravillosa sensación de victoria cuando le encuentras el uso adecuado. En mi periplo por "terra galega" no he dejado de encontrarme con árboles de "Camelia", un sin fin de colores, y aromas, una más o menos atractivas pero Camelias por doquier.
El aceite de Camelia es suave, ligero y de rápida absorción, ideal para nutrir pieles secas, sensibles, irritables o alérgicas. Gracias a su poder hidratante da elasticidad y luminosidad. Podemos tratar arrugas y eliminar manchas cutáneas superficiales. Es ideal para tratar pequeñas arrugas y alisar las líneas de expresión. También gracias a su alto contenido en Vitamina E protege de los daños externos y ayuda en el tratamiento del envejecimiento prematuro.
Mi Receta:
Aceite de Oliva 395 grs.
Aceite de Palma 99 grs.
Aceite de Coco 50 grs.
Aceite de Babassú 74grs.
Manteca de Cacao 50 grs.
Aceite de Camelia 58 grs
Sosa 96,1 gr
Agua 178,6 gr
Sobreengrasado 8%
Concentración 35%
Fragancia de Lirios del Valle 2% y Aceite Esencial del Limón 2%
Mica: Dorada, Cobre y Marrón.
Lo he enmoldado con cuchara para darle efecto beta de mármol.