Venga, que seguimos con el rosa.
Hoy le toca el turno a Isabel.
Isabel es coqueta por naturaleza. No sale de casa sin su bufanda y no es porque sea presumida, que lo es, sino que para ella es un básico de moda indispensable y no lo cambia por nada del mundo. Disfruta de largos paseos por la ciudad, admirando los edificios antiguos y los escaparates de comercios vintage, siempre que luego pueda descansar y disfrutar de un buen libro mientras se toma un café en alguna terracita.
Isabel está tejida con Eco Luna de Valeria Lanas y algodón de lanas Open y aguja de 3 mm. Una vez terminada la muñeca queda grandecita, mide aproximadamente 30 cm.
A continuación os pongo los colores que usé para esta muñeca:
Piel
Color carne Eco luna 057
Vestido y gorro
Rosa claro: Algodón Open 370
Rosa oscuto: Algodón Open 320
Bufanda y zapatos
Rosa oscuto: Algodón Open 320
Pelo
Marrón carmelita: Algodón Open 734
El patrón es de pago, es de Cherry Crochet.
Debe ser la segunda o tercera muñeca que hago con orejas. Ya sabéis que los amigurumi no se caracterizan por ser anatómicamente fieles a la realidad y una de las partes que suelen omitirse en los muñecos humanos son las orejas. Pues bien, Isabel tiene orejas, sí, pero no tiene ni nariz ni boca. Qué cosas, ¿verdad?
Tiene cejas, pestañas e incluso pequitas, peeeeeero, ni nariz ni boca.
Os confieso que estuve a puntito de hacerle alguna de las dos, pero no me decidía así que al final se quedó así la pobre, sin poder oler las flores del campo ni saborear los dulces de calabaza típicos de estas fechas.
Podía haberla maquillado un poquito, echad un vistazo a la versión de Ana (Mis pequicosas), qué guapa con sus coloretes, ¿verdad?
No es un patrón complicado, viene bien explicado y no tiene técnicas raras. Sólo me encontré con dos pequeños escoyos.
Por un lado la faldita. No consigo de ninguna de las maneras que me quede hacia abajo. Es algo que me pasa siempre que hago ese tipo de faldas/volante, a mí se me disparan hacia arriba, no consigo doblegarlas y que luzcan más como una falda plisada que como un volante apuntando al cielo.
Y por otro lado, el gorro. Me quedó un pelín justo. Puede que haya rellenado demasiado la cabeza, lo cierto es que le vendrían bien un par de vueltas más. Ha quedado un poco escaso.
A pesar de estos dos detallitos, a mi hija le ha encantado y ha adoptado a Isabel, esta ya no se va de casa, se queda.
Os dejo unas cuantas fotos más de Isabel para que podáis verla desde todos los ángulos.
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