Decir que se nos quitó el mal cuerpo de repente sería mucho decir, pero sí nos entonamos un poco con la emoción del hallazgo. Esas láminas tan de nuestra niñez, enmarcadas dentro de dos trozos de madera natural, como se ve en la foto de una de las traseras, nos hicieron sonreír por primera vez en la fría mañana.
Por la parte superior estaban como craqueladas, no hemos sabido identificar el tipo de tratamiento decorativo que llevaba la madera, pero al encontrarse cuarteado y en mal estado decidimos lijar,
... y pintar. ¿Os habíamos dicho que los dibujos están protegidos por cristales convexos?
Nos gusta tanto la veta de la madera que la hemos dejado, así sin más, tras una ligera lija y una buena capa de cera. También hemos cambiado los colgadores originales que, no sabemos por qué misteriosa razón, no estaban centrados con respecto a las imágenes.
Un madrugón de trabajo, en realidad así son nuestras jornadas de mercadillos, se compensa en un santiamén con pequeños tesoros como estos. Y no importa que ni siquiera traigamos el encargo...
Buscarlo de nuevo será la excusa perfecta que nos levantará de la cama la próxima helada mañana de domingo.
Fantaseamos con ellos decorando un dormitorio infantil, o no tan infantil, pues su ternura y delicadeza es extrapolable a cualquier rincón.
Con esta encantadora frugalidad nos vamos a casa de Marcela, como cada viernes, a aprender y disfrutar.
Nos vamos no sin antes desearos a todos de corazón una muy FELIZ NAVIDAD. El lunes haremos "rabona", así que nos despedimos hasta el miércoles día 28, en que retomaremos nuestra intensa actividad.¡Os queremos!