Empiezo la semana de viaje, de trabajo, pero viaje al fin y al cabo, que siempre se agradece. Aunque sólo sea por no tener que preparar meriendas o comida o ir al super durante unos días :-). Y empiezo la semana con un post dulce, de los míos, de esas macetas que me encanta preparar, porque me relaja pinchar palitos, qué le voy a hacer.... y porque me encanta el olor a gominola que queda en toda la casa después.
Así que en mi retiro de tres días aprovecharé para estar centrada en el trabajo las horas necesarias y luego descansar, y disfrutar de una comida, desayuno, cena que no tengo que preparar yo :-). Porque volver a trabajar es estupendo, pero entre todo, las niñas, la casa, el blog, el trabajo que en RRHH es siempre intenso, muuuuy intenso, siento que me agoto. Ayer me quedé dormida jugando con mi hija, así, a lo tonto, una micro siesta de 10 minutos (porque me despertaron, que si no, de micro no iba a tener nada...). Y a pesar del agotamiento, estoy feliz con mi trabajo, con mis niñas, con mi casa y con mi blog, y aunque me agote, me niego a renunciar a nada.
Así que este post es también un gracias, un gracias como el de la maceta que escribió Malena para una madre del cole que la recoge y está con ella los 20 minutos que yo tardo desde el trabajo. Ella repite que no pasa nada, que tiene que ir igual a buscar a su hijo, pero a mí esos 20 minutos me dan la vida. 20 minutos en que puedo salir rápido, acelerada pero tranquila porque Malena está en buenas manos, porque volver a los malabarismos agota y todo el que ayuda se merece muchas gracias, muchas más que una maceta de gominolas. Pero es nuestra manera de agradecer, y de paso daros las gracias a vosotros, que seguís ahí y que habéis hecho que las visitas se mantengan casi estables a pesar de que ya no tengo ni la mitad del tiempo que tenía para dedicarle a estos posts...
Mil gracias, en rojo y con letra torcida, pero mil gracias, de verdad.