En ocasiones me obsesiono, y mi obsesión más reciente son los flexos y las lámparas en general, por eso últimamente sólo veo flexos.. Y es que desde que Pixar hizo su primer corto y eligiese esta lámpara para su logo, ya es como que inspiran ternurilla, yo al menos no volví a ver los flexos del mismo modo :-)
Por supuesto todo viene con la nueva decoración, que vino cargada de mini obsesiones (sofá, cama, escritorio, mesa...), pero como tuvimos que amueblar en tres días, las obsesiones duraron lo que duran dos peces de hielo (que diría Sabina). No diré que no disfruté investigando y buscando distintas opciones, pero con la presión del tiempo, no es lo mismo, las obsesiones necesitan tiempo para poder disfrutarlas :-). Pero una vez que tienes camas y sofá y mesa para comer y sillas, lo demás no es tan urgente. Y ahí empezó mi obsesión por los flexos y las lámparas, que no son imprescindibles y se pueden elegir con más tranquilidad.
Entonces entré en las redes de las lámparas Fase, que son unas lámparas diseñadas y fabricadas en España en los años 60 y 70 y que subliminalmente ya habían llegado a mí a través de series como Mad Men (ahí está la mesa de Don con su modelo President) o Cuéntame (también están en el despacho de Velvet). Un diseño es bueno cuando perdura en el tiempo y estas lámparas siguen encajando en cualquier espacio hoy en día, pero claro, ya no las fabrican, así que sólo se pueden conseguir de segunda mano, o en almonedas o mercadillos. Con lo poco que me gustan a mí los mercadillos vintage :-)
Si amueblas en tres días, es inevitable tirar de Ikea, y está bien para muebles grandes que no pienso llevar de nuevo a Galicia, pero en las cosas pequeñas sí que merece la pena invertir un poco más y comprar algo que aporte personalidad. Además, lo que es bueno para Donald Drapper, es bueno para mí :-).
La lámpara Fase más conocida es la president, que podéis ver en la foto de la serie. Me parece espectacular, pero como yo no soy un directivo publicista de los años 60 :-), prefería un flexo, y como he debido ser buena buenísima, Papá Noel me ha traído el modelo Faro en color crema. Y esta era sin duda la pieza que faltaba en mi escritorio.
El diseño si es bueno perdura en el tiempo, pero no serviría de nada si la calidad no es buena, me parece increíble lo bien que funcionan todavía todos sus engranajes, no soporto los flexos que parecen muy bonitos, pero se van aflojando las tuercas y en cuanto te descuidas están casi tocando el suelo (señores de Ikea, no miro para nadie...).
Pero no es el único flexo que ha venido a quedarse. Este otro de los años 60, bastante más corriente y más fácil de encontrar, nos lo trajimos un domingo del rastro. Estaba tan roñoso que parecía imposible que pudiese volver a funcionar, pero después de una buena limpieza, quedó como nuevo. Así que en lugar de la lámpara tradicional al lado del sofá, se ha quedado aquí con nosotros para que podemos leer cómodamente.
Y así, poco a poco, la casa se va haciendo a nosotros y mi rincón de escritorio que empezó con una mesa pelada y un ordenador, ha ido cogiendo forma. Cada vez me resulta más agradable escribiros desde aquí. No deja de ser curioso como poco a poco los objetos que reunimos acaban configurando ese entorno agradable tan necesario que ya comentaba en este post, y que explica mucho mejor este artículo que recomienda Lila and Cloe.
Unas lanas gustosas que me regalaron los reyes, una caja antigua de fruta que trajo mi cuñado de un viejo almacén (con mi apellido en la serigrafía original..), un teléfono de lo más kistch comprado en un impulso en el Mercado de Motores, mi vela rana, las láminas y fotos que poco a poco están llenando la pared, los tarros de chuches y lápices que fue parte de mi regalo del amigo invisible de Entre las ramas, todo tiene su importancia, su historia y por eso contribuye a crear esa sensación de "este es mi sitio".
Así que aquí estoy encantada con mi nueva lámpara, que se diseñó y fabricó aquí mismo en Madrid hace más de cincuenta años y qué a saber las vueltas que ha dado hasta acabar completando la decoración de mi escritorio cincuenta años después :-).