Es cierto, que cuando empiezas un negocio, todo el tiempo que dediques será poco. Todo está por hacer, por crear, por arrancar, y tienes que hacer una inversión extra de horas de trabajo. El entusiasmo y las ganas de desarrollar todo aquello que soñabas, te llevan en una nube donde palabras como cansancio o pereza, no tienen cabida.
Sin embargo, mantener ese ritmo de trabajo en el tiempo no es ni debe ser nunca una opción. Incluso en esos primeros meses de darlo todo, tienes que planificar tiempos de descanso. Tu mente está sometida a una presión muy alta, tienes que tomar muchas decisiones en muy poco tiempo; tienes miedos y preocupaciones que te impiden descansar por las noches. Esto hace que tu cuerpo también esté sometido a las tensiones de tu nueva actividad.
Existen algunos mecanismos que pueden ayudarte a trazar esa línea divisoria entre trabajo y ocio. Te servirán para poder desconectar del trabajo, aún cuando no salgas de casa. Te permitirán recuperar la energía que te falta y te ayudarán a ver con más claridad y lucidez todos los aspectos pendientes de tu actividad.
1. Monta un despacho: a veces los problemas de espacio en las casas, nos hacen improvisar zonas de trabajo que van recorriendo la casa, según la disponibilidad de cada estancia. Esto hace que cualquier rincón valga para trabajar y, por tanto, cualquier momento también. Si quieres descansar del trabajo, tienes que tener espacios que no te recuerden a él. Quizá ha llegado el momento de reivindicar tu espacio y reorganizar la casa. Necesitas una habitación con una mesa de trabajo donde colocar tu ordenador y todos los materiales que tu actividad requiera. Si no dispones de una habitación, puedes aprovechar una zona de paso, con una mesa pequeña o incluso que se pueda plegar al terminar tu jornada. Evita en todo caso el salón, la cocina o tu habitación. Si te resulta imposible, deberás valorar la posibilidad de buscar un espacio de coworking.
2. Márcate un horario: el trabajo de las personas emprendedoras es interminable. Siempre tienes cosas por hacer, asuntos que resolver, ideas que desarrollar. Un proyecto es una fuente inagotable de trabajo y cuando se trata de algo que además te gusta, no tiene fin. Es fundamental calcular las horas de trabajo que quieres dedicar a tu proyecto y establecer un horario que te permita cumplirlas. Marca pequeños tiempos de descanso cada dos horas aproximadamente. Eso te permitirá despejar la mente y cargar pilas para afrontar el siguiente periodo de forma productiva.
3. Planifica tus descansos: a veces, salir a cenar con amigas o hacer una excursión en familia, no tiene cabida en tu plan de acción porque simplemente no has contado con ello. Hacerlo supone renunciar a una determinada actividad relacionada con tu trabajo, y el sentido del deber te impide concederte esos momentos de ocio. Puedes evitarlo incluyendo en tu planificación mensual o semanal, tiempos para el descanso y la desconexión. Reserva tardes, o días enteros del fin de semana para no trabajar. Cuando llegue el día, ni te acordarás del trabajo porque ya lo tenías previsto.
4. Define las tareas del día: decidir lo que vas a hacer durante el día en el desayuno, no es planificar. Tomar esa decisión los domingos, tampoco es planificar. Planificar de forma eficaz supone hacerlo a tres niveles: anual, mensual y semanal. Supone hacerlo en base a unos objetivos previamente definidos. Y supone establecer tareas bien definidas y repartidas en el tiempo. La planificación implica definir qué harás exactamente cada día. No es: a primera hora mandaré emails. Es: a las 9 mandaré un email a Nuria, Paloma y Laura. Concreta, detalla tus acciones al máximo y anótalas en tu agenda.
Así que ya sabes, esta Semana Santa, aprovecha para cargar pilas y llenarte de inspiración para la vuelta. si quieres más información sobre este tema, no te pierdas los post que publiqué sobre trabajar desde casa.
Y tú? Ya estás lista para descansar?
Un abrazo y nos vemos de nuevo el lunes 17!!