Viajar con niños puede ser divertido, simplemente llevadero, o directamente una condena. Viajar si has sido niña, en concreto miniPángala, era un infierno. Os lo tendría que contar en pequeñas dosis homeopáticas, demasiado fuerte para ser asimilado de otra manera.
Pero bueno, lejos de dramatismos, hoy voy a mostraros ideas simpatiquísimas que he encontrado en Pintrest (click en la foto y vas al origen para verlo requeteguay?,
y como aderezo mi infancia viajera, comparad y juzgad por vosotros mismos
1. Imaginemos que vamos a viajar con un peque relativamente peque, que es curioso y al mismo tiempo le cuesta permanecer quieto, ¿os suena?.
La solución de los padres pangálicos:
Cuando era miniPángala me mantenía quieta quieta en los viajes (Valencia-Madrid, Valencia-Cartagena, Valencia-Barcelona, ida y vuelta y sin autovía, todo carretera nacional). Permanecía quieta y tiesa como la mojama porque existía una consigna familiar:
“la niña va en medio de sus hermanas”
toooooda la vida viajando en el centro entre dos acorazados Potemkin, o lo que es lo mismo, mis dos hermanas portadoras del aparato ortopédico Milwaukee: barras de acero y plástico rígido en sus cuerpos y flanqueando mis infantiles costados
La solución que Jill Dubien encontró para sus hijos:
Al menos durante un tiempo lo podemos mantener entretenido buscando tesoros ocultos en un frasco que no puede abrir, mirad: es un dy, con arroz y pequeños objetitos, el mini viajero en cuestión debe encontrar los tesoros ocultos entre el arroz, fantástico.
2. Imaginad que la personita o personitas en cuestión son de mal viajar: mareos, frecuentes ganas de hacer pis, amenazas de vomitona…, es decir, la voyager life de miniPángala.
Solución de los padres pangálicos:
Mis hermanas en modo GEOS iban equipadas con bolsas de plástico ultraresistente donde alojar mi vomitona inesperada (buaggggg). Y lo que es más y le otorga encanto y practicidad: estas bolsas llevaban incluido un alambrito tipo pan de molde para que una vez llenas se pudieran cerrar, sin derramarse, hasta nuestra glamourosa parada en el arcén.
Si hace muuuuuchos años, cuando viajabais por las carreteras de España, encontrasteis bolsas de vómito en los arcenes preguntándoos si eran muestras biológicas de seres de otra galaxia en la tierra que, escondidos tras los matojos arceneros, observaban vuestra conducta…. no, esas extrañas bolsas perfectamente cerradas eran vómito miniPangálico
La solución de Becky:
Con el tubo del aspirador mantiene conversaciones privadas con sus hijos. Tal vez un hermano acaba de reñir con su hermana, y esto también te suena, ¿si?, pues Becky puede hablar “en secreto” con cualquiera de sus hijos, siempre que no se peleen por el “aspífono”, claro. Así le pedirá parar para hacer pis, para rascarse la espalda, o para lo que sea necesario en un largo viaje. Me gusta, me gusta y me gusta, me caes bien Becky.
3. Ahora pensad en esta situación que puede ser muyyy difícil, pero vamos a echarle imaginación: viajamos sin Nintendo, ni otras consolas, sin Ipad, ni otra tablet, y sin dvd portátil en el que ver pelis. Difícil ¿eh?, y hay que entretenerse que el viaje es largo.
Solución de los padres pangálicos:
Durante toda la infancia se ocuparon de grabar a fuego en nuestros mini cerebros las canciones infantiles que nos enseñaban en el cole y en los Scouts, si, las tres éramos Scouts, incluso mis hermanas con el artefacto ortopédico Milwaukee eran Scouts. Así en nuestros viajes éramos nuestras propias animadoras, había dos shows:
El show colectivo de la canción: “Un elefante se balanceába sobre la tela de una ara-aña, como veía que no se caía fue a llamar a otro elefefa-ante. Dos elefantes se balanceában sobre la tela de una a…. Tres elefantes….”,
así hasta tropecientos mil elefantes consumidores habituales de LSD que lo flipaban con las telas de las arañas
El show privado de los pueblos: como me aburría soberanamente, no podía leer porque me mareaba, no existían las maquinitas y menos el dvd portátil o sin portatilear, miniPángala hacía el show de los pueblos. Consistía en preguntar al padre pangálico dónde estábamos, por ejemplo en Motilla del Palancar, durante unos kilómetros memorizaba el nombre del pueblo, el siguiente era Alarcón, pues repetía “Motilla del Pala…, Alarcón”, el siguiente iba a ser Honrubia, pues mi perorata ya tenía tres pueblos, y al final…
“Motilla del Palancar, Alarcón, Honrubia, Tarancón, Fuentidueña del Tajo, Villarejo de Salvanés…”
Todo eran ganas de fastidiarme eligiendo rutas con pueblos de nombre compuesto, lo veo claro, lo de la paciencia de toda mi familia escuchando el show de los pueblos para que me mantuviera entretenida y así no soltara la pota…, es no creo que fuera cierto, es leyenda familiar.
She’s crafty, a quien no he logrado encontrar en la red, propone lo siguiente:
En lugar de que hable una sola persona y haya que soportarla, hablemos todos mientras comemos chocolate.
Con esta tarjeta de preguntas asociadas a un color, por cada m&m que te comes debes responder a la pregunta que toque según el color de tu pastillita. No es lo mismo que jugar a “verdad, beso, atrevimiento”, estamos en familia, pero sin duda más divertido y colaborativo que el show de los Pángala.
Y esto ha sido todo. Espero que tras leer esto, si es tu caso, al menos una idea te sea de utilidad, y si piensas que mi infancia viajera fue una dura etapa que mejor me convendría olvidar… estás en lo cierto, no te lo voy a negar.
Desde luego que viajar hoy día no es como antes, pero las peleas entre hermanos, las paradas urgentes, y el aburrimiento del ocho, eso… eso no ha cambiado.
P.D. Como es de suponer, nuestro coche no tenía aire acondicionado, a ver qué te esperabas ;-)
La entrada Que tu viaje con niños no sea un viaje al infierno como eran los míos aparece primero en .