Empezamos por la decoración... gorros de fiesta, globos, pompones, guirnaldas, dibujos...todo ambientado en azul y blanco y en aquellos diminutos personajes.
La merienda?, llena de cosas ricas para los niños y algo también para los más mayores, estaba invadida de pitufos en forma de banderillas, servilleteros, pajitas o platos.
La deseada mesa de dulces tenía galletas decoradas con la inicial del niño, cupcakes, piruletas de chocolate, pequeños pitufos de nubes, "tea bags" rellenas de caramelos, y muchas chuches.... y todo cuiadosamente decorado con envoltorios o pequeños detalles de los pitufos.
La tarta... una riquísima torre de tres pisos de bizcocho de chocolate cubierto de fondant azul y blanco coronada por Papá pitufo, la pitufina y un pitufo juguetón. Para ser la primera vez que la hacía, quedó bantante bien aunque tengo que reconocer que no es tan sencilla como a primera vista parece. Eso sí, no sobró nada de nada.
Y por supuesto la piñata... el momento más esperado por los niños, o al menos los mios, que no conciben un cumpleaños sin ella. Una explosión de alegría mezclada con caramelos, pequeños regalos y confeti.
Y aquí está el protagonista con su regalo: una super bicicleta de la que no se ha separado desde entonces.
¡Feliz cumpleaños Mateo... ya tienes 2 añitos!