Hace nada fue el cumpleaños de Aida, y aunque la fiesta oficial fue una semana antes y os la enseñé en este post, tenía una idea preparada para el día "real" del cumpleaños. Soy una persona previsora, en general, así que en las rebajas de navidad de Zara Home vi un calendario de adviento compuesto de sobres y tuve claro que lo "necesitaba" para el cumpleaños de Mayo...
La idea estaba muy clara, iba a utilizar los sobres hasta el número 14 (los años de la cumpleañera), colocaría algún regalo pequeño o caramelos o bombones en cada uno de ellos, para que así, el día de su cumpleaños al levantarse tuviese todos estos paquetitos sorpresa.
Esa era mi estupenda idea en la cabeza, en enero, claro. Como además el día del cumpleaños íbamos a estar fuera, en Dinamarca, me podía podía imaginar la foto Pinterest perfecta: sobres grises y blancos y muchos globos en nuestro apartamento blanco danés.
Y estoy segura que hubiese sido perfecto, porque los sobres eran pequeños, se podían llevar perfectamente en la maleta (igual que los globos, todo perfectamente planeado) y lo único que necesitaba era comprar ya allí unos regalillos y unos bombones (en el país de Tiger y Sostrene Grene, todo perfectamente pensado)
Peeeero, entre la fiesta previa, el trabajo y la preparación del viaje, los sobres se quedaron en Madrid.... sí... así fue
Y el día del cumpleaños "real" lo único que había en nuestro blanco y perfecto apartamento danés eran unas improvisadas y tristes "tarta-magdalena"...
Es lo que pasa en la vida real, que no siempre se parece mucho a Pinterest :-) Pero me hubiese gustado que aquella mañana del día 15 fuese algo más especial. Olvidémonos de Pinterest que es lo de menos, lo importante es esa sensación de que alguien ha preparado algo especial para ti. Cuando era pequeña, y aunque luego tuviese un regalo en la fiesta, mi padre solía dejar alguna cosa pequeña en la mesa del desayuno el día de mi cumpleaños antes de irse a trabajar. Así que sé por experiencia que esa ilusión de algo que no esperas vale más que mil fiestas preparadas.
Por eso después del desastre de las "tarta-magdalena", decidimos volver a vivir el día 15 (porque si Bill Murray puede repetir días, nosotros también) y una semana después, un sábado por la mañana, esto es lo que se encontró Aida al despertar :-)
Porque en esta casa nos gustan los detalles, porque la vida es mejor con globos y chocolate (aunque no luzcan tanto como en el piso de ideal de Copenhague), y porque la cara de felicidad de una niña (chica???) de 14 años, bien vale la pena retrasar el calendario :-)