Y por mostrarlas también, aunque eso a veces, aquí en el "pueblito bueno", no
es tan sencillo. En ocasiones, el encanto y el retiro no van ligados a la
tecnología. Es el precio que hay que pagar, pero lo hago con gusto, no creáis.
Llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de hacer una corona con espigas de
trigo y por fin encontré el momento.
La verdad es que no sé por qué me costó tanto arrancar. ¡Si es que los
materiales no los puedo tener más a mano!
Como base, un trozo de tela de gallinero (muy de la zona),
en la que después de darle la forma redondeada, he ido insertando las espigas
de trigo, recogido en un sembrado cercano.
Para dar algo de contraste de color... unas ramas de romero del jardín
y unos picantes de mis macetas.
Y por último, encontrarle una ubicación donde se luzca.
¿Qué tal aquí?
Es todo lo que os enseño por el momento, aunque como guardo cosas en la
recámara, puede que antes de la vuelta, caiga algo más.
Quién sabe.