¿A que nunca adivinarías el material de las perlas si no lo desvelo?
Pues algo que seguro tenemos todas las que andamos metidas en estos telares y que más de una vez nos ha goteado donde no debía y nos ha dado un disgusto. Pero mira por dónde, en esta ocasión unas gotas bien aprovechadas se han transformado en joya. ¿Ya lo adivináis?
Tan sencillo como la silicona caliente.
Calentamos nuestra pistola y controlando la caída del chorro vamos formando las gotas, próximas para que se junten un poco pero no excesivamente porque en caliente la silicona tiende a derramarse y pueden convertirse en una masa uniforme bien distinta a lo que queremos. Para ello vamos controlando la consistencia para ir añadiendo por un lado o por otro a medida que se van consolidando un poquito.
Podemos hacerlo directamente sobre una base de colgante para dejar las perlas sobre ella o complicarnos más la vida como en mi caso, que quería un acabado con transparencias y me dediqué a experimentar.
Lo que hice fue marcar en un cartón un círculo para tener el contorno y tamaño aproximados; aunque la idea era hacer dentro del mismo, una forma más irregular.
Y la silicona la fui goteando sobre film transparente de cocina colocado encima.
Una vez seca, recorté por los bordes y después, con ayuda de la llama de un mechero terminé de quemar todos los salientes de film que podían quedar y también lo que permanecía entre las perlas. Ojo con este paso que tiene que ser muy rápido y sin acercar demasiado la llama (el film se derrite muy fácilmente) porque nos podríamos cargar en un momento todo el trabajo volviendo a derretir la silicona.
Después ya podemos pintarlas a gusto en uno o varios colores. Yo empleé 2 capas de pinturas acrílicas, sombreando con negro y brillo al final.
El soporte está hecho con alambre y recubierto con 2 capas de vueltas de cinta de raso.
Como lo que quería era destacar las perlas, van pegadas por fuera, por varios puntos aunque el contacto es mínimo, dejando a la vista las transparencias.