Siempre. Muchísimo antes de ponerse de moda. Incluso cuando era
prácticamente imposible encontrar alguno a la venta.
Incluso cuando no hubiera sabido qué hacer con él cuando por fin
lo hubiera conseguido.
Nada que ver con lo que tenemos ahora. Mil modelos a nuestra disposición.
Mil aplicaciones posibles, preciosas todas.
¡Ahora, hasta podemos hacerlos nosotros mismos!
Bien... tengo las gubias, tengo la placa de goma...
lo que no tengo es valor para empezar.
Y es que, claro, buscando inspiración, encuentras el trabajo de Pablo Salvaje
y se te cae el alma a los pies.
¡A ver si no!
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Pero no me desanimo
porque he descubierto que imparte cursos de iniciación al carvado.
Y si, a pesar de todo, sigo sin atreverme, siempre puedo comprar
uno de los suyos en su tienda online.
Si algún día pierdo el miedo a la placa en blanco...
prometo enseñaros el resultado.
¡Palabrita!