Lo grave es que además de recogerlas, yo las haya comprado... no auténticas cajas de frutas, sino esas reproducciones en tamaño reducido que me parecen tan monas, prácticas y perfectas para decorar de mil maneras:
Simplemente envejecidas con betún de judea, o pintadas en blanco muy desgastado quedarían perfectas, pero en esta ocasión, he querido darle más protagonismo a esos laterales formados por tablillas.
Después de lijarlas, he pintado la primera en tonos rosas (pastel y frambuesa) y blanco.
La segunda, azul y crema.
Una vez pintadas y lijadas de nuevo, he utilizado unos papeles decopatch para forrar el fondo y la tablilla inferior externa de cada una de ellas.
Así de fácil y mirad qué resultonas han quedado:
Estas cajitas me parecen estupendas para almacenar todo tipo de cosas, porque ocupan muy poco espacio y además son apilables, lo que nos permite sacarles aún más partido: podríamos utilizarlas, por ejemplo, para guardar la ropa interior dentro del armario... imaginaos el poquito espacio que ocuparían unas sobre otras.
Os dejo con algunos ejemplos de los usos que tengo yo pensados para ellas.
Como costurero:
Para tener bien recogido en un sólo lugar todo el material de escritorio:
Le he robado a mi hija unos cuantos lápices para las fotos ahora que no me ve...
O quizá como portamacetas:
Qué me decís? Os parecen prácticas estas cajas de fruta pequeñas? Qué utilidad les dariais vosotras?
Voy a ver las propuestas para este Finde Frugal de todas mis compañeras. Os esperamos en casa de Marcela. Buen finde para tod@s!