Al comenzar este proyecto no sabía muy bien qué telas utilizar, ninguna me convencía. ¿Cuál podría irle mejor a una boquilla japonesa? ¿Será mejor hacer un bolso sencillo y trastear solo con la boquilla? De pronto se me encendió la bombilla. Nada mejor que utilizar telas japonesas y hacer el conjunto completo. De esa forma podría practicar algo que siempre me ha llamado la atención que es la técnica boro de bordado. Y es que en los inicios de El Costurero de Lulú siempre bordábamos el nombre. Era nuestro sello, la forma de decir que estaba hecho a mano y me gusta poder agregar algo así a los trabajos que hago actualmente.
Lo primero que necesitamos es el patrón de nuestro bolso. Voy a colgarlo en mi nube para que puedas descargártelo cuando quieras. Si te fijas es solo la mitad del bolso, cuando lo dibujes en la guata y la tela deberás doblarlas a la mitad para que te salga completamente simétrico.
Si no vas a utilizar la técnica boro de bordado y te apetece más un exterior liso, solo tendrás que cortar:
Tela interior: dos capas
Tela exterior: dos capas
Guata: dos capas
En mi caso, al hacer la técnica boro, utilicé retales de telas japonesas que tenía por casa. Este momento es de libertad e inspiración, haciendo mezclas que tal vez de otra forma no harías. Busca la combinación que más te guste, cámbialas de un lado al otro hasta que des con forma perfecta.
Una vez colocadas sobre la guata, que será algo mayor que el tamaño del patrón, comienza a pegarlas. Puedes utilizar pegamento de barra o el que usas habitualmente para hacer aplicaciones. Yo usé de los dos para asegurarme que no quedaba nada suelto. Y un consejito, cuando superpongas las telas no las dejes muy justas porque se deshilachan y puede llegar a verse la guata.
Al ser la primera vez que utilizaba esta técnica me daba miedo que las telas terminaran moviéndose. Vamos a manipularlas mucho al bordar así que decidí pasar tres o cuatro líneas en cada panel simplemente para asegurarlas. Al final estas costuras casi son imperceptibles.
Es el momento de pasar pespuntes por toda la superficie de los paneles exteriores. Utilicé el hilo que habitualmente uso para hacer punto de cruz o bordados en algunos trabajos. Y aproveché para jugar con varios colores e incluso hice algunas cruces. Fíjate que se trata de puntadas irregulares y que cumplen la función de evitar que se deshilachen las telas que hemos utilizado.
Confieso que en el proceso me arrepentí varias veces de haberlo empezado, porque se me hizo pesado por momentos. Y aunque usaba dedal, mis deditos acabaron hechos un colador. Pero el resultado merece mucho la pena.
Cuando acabes de bordar tendrás que emparejar los bordes, ayudándote del patrón que descargaste al principio. Fíjate que se habrá deformado después de todas las costuras que has hecho en él. ¡No pasa nada! Trata de conseguir que las dos caras queden lo más parecidas posibles porque tendrás que coserlas juntas.
¡Nos vamos a la máquina! Coseremos los dos paneles por la parte más corta, la que hará nuestra base. Fíjate en la primera fotografía para que no te confundas, y a continuación cose, derecho con derecho, los dos laterales. Te quedarán las esquinas inferiores sin coser, esas que en la fotografía hacen un rectángulo hacia adentro.
Haz coincidir la costura de la base con la lateral y te quedará ese pequeño hueco abierto que tendrás que coser y que es el que hará que nuestro bolso tenga fondo. Además de coserlo con un pespunte, hice un zigzag para que quedara más reforzado. Cuando le des la vuelta al trabajo deberá quedarte como en la foto que tienes a continuación.
Es el turno de la tela interior. Deberás hacer lo mismo que con la parte exterior. Derecho con derecho y cosiendo primero la base, en la que dejarás una pequeña abertura, los laterales juntos y las esquinas que formarán la base.
¿Ya lo has cosido? Pues vamos a por las presillas que utilizaremos para colocar la boquilla japonesa. Corta dos rectángulos de tela de 11,25 x 4,25 cm y otros dos de guata de 8×2 cm. Colócala como en la parte inferior de la fotografía y doblas la tela hacia arriba, sujetándola con unos alfileres.
Vete a la parte exterior del bolso y ayudándote de un marcador haz una señal en la mitad de uno de los laterales. A su vez, encuentra el centro de cada una de estas mitades. En ese punto exacto colocarás el centro de cada una de las presillas. Tal y como te muestro en la foto central. A continuación, coloca en el interior la parte que será el forro del bolso (derecho con derecho con el exterior) y con la abertura que le habíamos dejado para poder darle la vuelta al trabajo.
Una vez lo hayas cosido alrededor y le hayas dado la vuelta, pasa una costura alrededor para que el bolso quede más asentado y seguro.
Este es el momento que me resultó más complicado y que me tuvo más de 20 minutos dando vueltas a la boquilla japonesa hasta que comprendí su funcionamiento. En estas tres fotos creo haberlo resumido bastante bien.
Cuando tengas la boquilla en la mano te darás cuenta que uno de los dos hierros largos tiene una arandela pegada en el extremo. Introduce el segundo hierro por esa misma arandela haciendo que se queden juntas. El broche que hace de cierre deberás introducirlo por el extremo contrario de estos hierros, pero siempre metiéndolo por los dos al mismo tiempo, como ves en la segunda foto. En la última, he hecho el gesto de abrir la boquilla, es decir, como si abrieras el bolso. Si ves las primeras veces que lo intenté, ¡menudo lío me hice!
Aprovecha que has montado la boquilla para colocarla en las presillas y medir hasta donde llega el broche, para que puedas colocar el imán en el interior. Cuando sepas el lugar exacto, deberás hacer dos agujeritos por donde meterás las patitas y por el interior, aprovechando la abertura del forro, pones la plaquita que hará que no se nos salga el imán.
Cuando lo hayas colocado solo tendrás que coser el interior del bolso para dejarlo cerrado y estará terminado. Fíjate en esta fotografía como queda cuando está abierto. Para cerrarlos solo deberás deslizar el broche a lo largo de las dos barras que forman la boquilla y el bolso quedará cerrado.
Como ves, queda un bolso muy llamativo. En principio lo veo más para llevar en la mano pero me resulta demasiado incómodo, por lo que decidí hacer una tira muy larga y para poder utilizar el bolso cruzado, que es como realmente suelo llevarlos cada día, incluso los que son de vestir.
Y como tengo en casa muchísimos botones que he ido comprando en mis últimos viajes, decidí coser un pequeño carrete de hilo de madera en la parte delantera. Este botón lo eligió Tony en Barcelona, y además de ese me traje otros botones con herramientas de costura. Algún día te los enseñaré.
Me pareció muy divertido y me recordará los trabajitos que me hizo pasar el bolso acolchando a mano; todas las veces que me clavé la aguja y la de hilos que he cortado durante todo el proceso. Sé que el boro es así, que en esta técnica japonesa las telas quedan deshilachadas pero en el fondo me da pelusilla y me pongo a quitarlos. ¡No tengo remedio!
Por hoy te dejo, espero que te haya gustado el tutorial y que me escribas tus opiniones aquí abajo. Como siempre, ¡me encantará leerlas!
Nos leemos muy pronto, tengo mil proyectos en mi cabeza y poco tiempo para hacerlos, pero me he propuesto publicar una vez a la semana y de momento lo voy cumpliendo. Cruzo los dedos por seguir en esta línea.
¡Besos costureriles!
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