Son unos platos de cristal muy fino y delicado, sobre el que no me atrevía a hacer fuerza para aplicar una servilleta o un papel de arroz. Así que pensé en probar a pintarlos, sin formas definidas, con pintura para vidrio, Vitrail.
Para ello me ayudé de una pajita y un palo de brocheta, que utilicé para coger pintura de los botes y dejarla caer aleatoriamente sobre la cara trasera de los platos
¡Y este es el resultado! Tienen una transparencia que me encanta
Y pueden lucir estupendamente sobre una mesa, sobre un soporte vertical, y seguro que con una vela o una luz tenue por detrás hacen un efecto precioso
Pues allá me voy con Anna a seguir aprendiendo de todo un poco con todas mis compis. Y además, me voy también hasta Argentina, con Marcela. Hace mucho que no participo en sus Findes frugales ¡y esto no puede ser! ¿Te vienes conmigo a visitarles?