A Viruca le gusta hacer trabajos de manualidades en la cocina. No sólo la utiliza como taller, sino también como peculiar almacén de suministros, reciclando con ingenio los envases y utensilios más inesperados. Casi tan divertido como el muñeco Bolín es el 'alimenticio' origen de su equipo, como podréis comprobar.
Aquí tenemos una gran idea en el diseño de nuestra amiga: para fabricar los esquíes emplea una bandeja de solomillos de pollo, escogida también por su color original.
La cabeza y el cuerpo se hacen con sendas bolas de porexpán, que pueden encontrarse en almacenes industriales y en algunas tiendas de manualidades.
Las tablas, recortadas. La experta esquiadora Viruca ha aprovechado hábilmente la forma de la bandeja para hacer a los esquíes el extremo curvo, cuya función es impedir que se claven en la nieve.
Los esquiadores suelen vestir pendas de vivos colores para hacerse ver en la nieve, y por ello Viruca confecciona la chaqueta de su Bolín con una tela bermellón.
Nuestra figura del slalom va cobrando forma. En la bola del cuerpo se hacen tres surcos, uno como el ecuador en la "cintura", otro por arriba para hacer los hombros y otro delante en el pecho desde el cuello a la cintura, donde irán los botones.
También con trozos de porexpán se recortan lo que serán las botas de Bolín, pieza fundamental en el equipo de todo esquiador que se precie.
Con un marcador permanente, Viruca hace el canto de las tablas, y también rotula en los esquíes el nombre de una prestigiosa marca deportiva, favorita de Bolín.
Confeccionamos la chaqueta con una pieza entera por la espalda y dos por delante, remetiéndolas en los surcos del corcho para que no se caigan. Los botones son chinchetas pintadas con rotulador.
De nuevo, material de cocina para hacer los bastones: son palos de pinchitos. Los brazos se elaboran con cordones limpiapipas. Cada brazo lleva dos limpiapipas, uno doblado a la mitad y el otro enrollado sobre el primero.
Las botas ya están colocadas sobre los esquís, una vez pintadas con témperas de colegio.
Los bastones van pintados con esmalte color plata, simulando aluminio, y las flores están hechas con cartulina. La empuñadura se hizo con cinta aislante blanca, pintada de negro con el rotulador.
Con ramitas de plástico y corcho blanco de cualquier embalaje podemos realizar un pequeño diorama alpino, escenario tan sencillo y simpático como nuestro pequeño esquiador.
Finalmente realizamos la cara de Bolín. Los ojos son dos chinchetas pintadas de negro, la nariz es un alfiler recubierto con plastelina naranja, y la boca se dibuja con rotuladores. El cuello se hace, igual que los bastones, con un palo de pinchito para unirlo al cuerpo.
Y aquí tenemos camino del telesilla a nuestro infatigable y campechano esquiador Bolín, una figura que sería digna mascota de muchas estaciones invernales.