Este domingo salí a dar un paseo por Valencia con mi cámara de fotos. Hice unas fotos durante el recorrido, ¿Queréis verlas?
El paseo empieza en los Jardines del Real o Viveros.
Toma su nombre del Palacio Real situado en su interior hasta 1810 correspondiendo su otra denominación de Viveros al nombre de «huerta de Vivel» con el que se conoció en el pasado y que hace referencia a una laguna, o vivero, que le suministraba agua de riego. Tras esta plantación original en los años siguientes son otras áreas del parque las que son embellecidas con la creación de parterres para la Escuela de agricultura de la ciudad. En el interior del parque se sitúa el Museo de ciencias naturales de Valencia, un edificio racionalista obra de Luis Gay, con una amplia colección de fósiles y los restos arqueológicos sacados a la luz en unas excavaciones llevadas a cabo en 2009 del antiguo Palacio Real.
El paseo continúa por la Alameda, pero primero una foto al edificio La Pagoda.
La Alameda, o Albereda en valenciano, es un paseo y avenida de la ciudad de Valencia que tradicionalmente se extiende desde los Jardines del Real hasta la Plaza de Zaragoza, bordeando la orilla norte del Jardín del Turia.
La parte histórica o paseo corre desde los Viveros Municipales hasta la plaza de Zaragoza, a lo largo de 1 km. Está conectada con el paseo de la Ciudadela, en la otra orilla del río, por cinco puentes: el puente del Real, el puente de la exposición, el puente de las flores el puente de la mar y el puente de Aragón. Se organiza en avenida principal, dos calzadas independientes, dos franjas de dehesa a ambos lados; y una vía de servicio de dos carriles en sentido único adosado al norte. Es aquí donde se encuentran las Torretas de los Guardas.
El paseo acaba en el Palau de la música.
el Palau se ha erigido en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Los más de 500.000 espectadores por año, hablan por sí solos de la popularidad del auditorio, considerado hoy como uno de los centros musicales más importantes de Europa.
La transparencia es el medio adoptado por el arquitecto en esta inusual experiencia. Una gran bóveda acristalada, que corre paralela al cauce, sirve de acceso principal sin obstaculizar su visualidad axial.
El Palau participa del ajardinamiento del Turia y de la voluntad de que el agua, sentido último de la propia existencia del río, esté presente. Espacios verdes de arbolado crecen en el interior del vestíbulo, un auténtico invernadero, mientras la cascada de vidrio parece verter directamente sobre el estanque que Ricardo Bofill ha diseñado para este tramo del antiguo cauce frente al Palau.
Espero que os haya gustado este pequeño recorrido por Valencia.
*Irene*