Esos churros de piscina (o como quiera que se llamen, -en inglés "pool noodles"-) que con el tiempo se van deformando, perdiendo color, y hasta desgastándose produciendo irritación en la entrepierna de los pequeñines, no tenemos por qué tirarlos. Podemos reconvertirlos en un nuevo juego de piscina.
Es muy sencillo. La única complicación es cortar el churro. Creo que con un cuchillo se puede. Yo me compliqué un poco y me hice mi propio cortador. Ya tenía una pistola para cortar poliespán pero el ancho no me daba para cortar el churro de piscina. Me fabriqué mi propia pistocala cortadora, pero ya contaré cómo lo hice porque se me complicó un poco el asunto.
Pues la cosa es muy sencilla y no me enrollo porque no tiene ningún misterio:
Partimos de el elemento básico que es el churro de piscina
1.- Cortamos el churro de piscina en rodajas de aproximadamente 1 cm de grosor.
2.- Con un rotulador indeleble marcamos cada disco del churro una con un valor (solo los marqué por una cara), por ejemplo:
- 10 de 1 punto.
- 5 de 2 puntos.
- 2 de 5 puntos.
- 1 de 10 puntos.
(Como me salieron tantos hice dos tandas de esos y añadí uno de 20 puntos).
3.- Los lanzamos al agua, damos la señal de salida y...¡a ver qué niño reune más puntos!!
Fuente: este post proviene de MADRE IMAGINACION, donde puedes consultar el contenido original.
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