Antes aprovechábamos cualquier cosa para reutilizarla con otro fin.
Esto es lo que he hecho con unos tarros de plástico que me dio Lucía, una amiga, y que he decorado con papel de arroz, un papel bonito, un lazo de raso y una flor de ganchillo que me regalaron, colocada sobre una blonda troquelada. Seguro que me servirá y además adornará el lugar donde esté.
Una lata de aceitunas se convirtió en un portalápices para un compañero de trabajo con el que me llevo muy bien. Le hacía ilusión tener uno personalizado al ver que yo me tuneé otra lata para mi mesa. Así que lo hice a su gusto con la técnica del falso cuero.
Un vaso de agua, made in chinatown, se ha convertido con unos retoques en un portavelas.
Lo forré con papel de arroz que entinté con glimmer mist. Una vez seco, le pegué una puntilla sobre la que coloqué un lazo de raso marrón.