Lo bueno de que te gusten las manualidades es que se es capaz de adaptar cualquier objeto a nuestro gusto. Este es el caso del termómetro que he decorado este fin de semana para la terraza de casa.
Tenía yo ganas de colgar un termómetro bonito, pero no conseguía encontrar ninguno que me gustara. Y el jueves por la tarde, en un bazar asiático, encontramos uno liso y triste... que pedía a gritos pasar por "el taller".
El viernes por la mañana tuve ataque de pánico, porque no encontraba el tarro de gesso (y al ser festivo, eso suponía tener que esperar al menos 24 horas!!!). Pero tras buscar un poco, apareció. Así que pude ponerme manos a la obra...
Tras las dos capas de gesso (yo soy de las tradicionales, que todavía no me he atrevido con el famoso chalk paint), rescaté la servilleta de las casitas de pájaros, y en la parte inferior del termómetro, puse una base de flores y una plaquita de madera que tenía ya pintada desde hace varios años...
Dos mariposas para rellenar el espacio.
Otra casita de pájaros:
Y en la parte superior, más:
Y para terminar, algo que enseñaba Makarmen, del blog Shootingstar Manualidades: unos pebbles (o aplicaciones) caseras...
(que si tras haber visto su tutorial no compro varias lágrimas de silicona esa misma tarde, me habría dado un jamacuco...) Y es que son ideales para terminar decoraciones...
Mi hermana, que lo vio el sábado, dice que es quizá un poco excesivo, pero...¿qué más da? El minimalismo no está hecho para mi (ni yo, para él), y ¡me encanta cómo queda en la terraza de casa!
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