Lejos quedan las vacaciones de verano, dos meses han pasado desde mi vuelta y acabamos de recibir al otoño. Sólo de pensar en todo el tiempo que me falta para disfrutar de las siguientes se me escapa un suspiro.
En el capítulo compras os mostré algunas cosillas que habia ido adquiriendo en Galicia y Portugal. Estando allí me entro un ansia enorme de hacer algo y en una excursión en los primeros días a Viana do Castelo me hice con una tela muy graciosa en color blanco con estampado rojo y
verde...
y en una pequeña y oscura tienda de la misma ciudad encontré esta otra.
En el mercadillo de Vilanova de Cerveira compré ésta con este estampado tan vintage y alegre.
Y una de fondo negro y estrellitas pequeñas en blanco, que parecen lunares ... pero no lo son.
En mi paso por Santiago encontré una tienda con encanto, en la que daban clase de todo tipo de labores y tenía unas preciosas telas de algodón para Patchwork. No pude evitar pagar por llevarme unos pedazos de éstas.
Además tuve la suerte de encontrar otros artículos que llevaba tiempo buscando sin éxito.
Quiero completar el juego con el guardaagujas, la tijera y ... creo que hay un guardadedal... Tengo en mente hacer una cosa con todo ello.
Y finalmente os muestro con qué me calmé la ansiedad en esos días. Esto fue lo que pensé hacer con la primera tela. Fui a buscar lana roja y una aguja de ganchillo adecuada y ... a darle al crochet.
Interpreté mal el esquema, que se iba rizando y haciendo volante así que acabé por deshacerlo. Decidí que sería mejor trabajar sobre la prenda. La falda la cosí enteramente a mano porque la máquina de coser se quedó tan ricamente en Madrid.
Y aquí mi loquita estrenando su falda nueva bailando sin parar en la terraza de casa.
Las otras telitas ya tienen su sentencia firmada. Lo veréis próximamente.
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