Cerca de donde vivo hay un lugar así, el Parque de Polvoranca, con los restos de lo que en su día fue una ermita, los campos que me recuerdan cuando mi cabecita sólo pensaba en correr a través de ellos, y esas dichosas espigas tan difíciles de quitar de los leotardos ¿alguien lo recuerda? jajaja.
En los últimos rayos del otoño, se veía así de bonita.
Ahora empieza de nuevo a asomarse el sol de vez en cuando, así que ya es hora de volver a salir con la cámara.
FELIZ LUNES!