El otro día os enseñaba el Chal Cheri Chevron que fue el regalo de cumple de mi madre y hoy vuelvo por aquí con otro chal, que también fue un regalo de cumple, pero esta vez para mi suegra.
Si lleváis tiempo por estos lares sabréis que, al igual que mi madre, mi suegra cumple años el día de Navidad. Anda que no hay días en el año para estar de cumpleaños y resulta que no sólo están de cumpleaños el mismo día sino que además coincide con el día de Navidad. ¿Para qué repartir las celebraciones a lo largo del año cuando puedes hacerlas todas juntas en un solo día?
El chal de mi suegra es el Storm Shawl de Joji Locatelli.
Es un chal sencillito, pero que resulta muy elegante. Tiene forma semi circular. Va tejido en punto bobo y tiene vueltas cortas y sueltas. Nada más. Y sólo con eso se consigue un chal de lo más resultón.
Esas sueltas del patrón es a lo que yo llamé toda la vida vainicas. ¿Os acordáis de la camiseta de vainicas? Seguramente no es el nombre oficial de ese punto, pero yo me entiendo. Dependiendo de cómo lo combines puedes conseguir calados sencillitos o diseños tan espectaculares como el de la camiseta Satawal.
Uno de los atractivos de este chal es que se hace con una sola madeja. Sí, estáis leyendo bien, una sola madeja. Yo utilicé una madeja de Schachenmayr Regia Premium Silk en color antracita (0098). En el patrón dice que si tienen lana puedes repetir las vueltas finales para aprovechar y hacerlo algo mayor y también te dice cuánto hilo tienes que reservar para cerrar. Como mi ovillo traía más metros que el hilo propuesto en el patrón me aventuré a tejer un poquito más para intentar aprovechar al máximo la lana. A pesar de tejer con la báscula al lado para ir comprobando que no me pasaba de lista y me quedaba suficiente para cerrar, no me llegó. El cierre tiene unos picots que quedan monísimos, pero consumen más lana que un cierre simple.
Como no me llegaba para cerrar me tocó deshacer. Podía haberme dado cuenta antes, pero me di cuenta de que no me llegaba cuando ya llevaba un cuarto cerrado más o menos. Así que deshice el cierre que ya tenía hecho y la última pasada. Ahora ya sí, pensé, vamos a cerrar. Casi me da algo. Cuando estaba llegando al final me quedé sin hilo. No daba crédito. ¿Cómo era posible? Tocaba deshacer de nuevo todo el cierre. A ver, el chal se hace con un sólo ovillo, es cierto, así que muy grande no es. Cierto, también. Pero os aseguro que en el borde inferior hay muuuuuuuuchos puntos.
En fin, después de deshacer el remate y recoger bien todos los puntos había que tomar una decisión. Podía deshacer una fila más para tener hilo suficienhte para cerrar con el remate original del patrón, podía dejar el chal como estaba sin deshacer más y hacer un cierre normal, pero entonces me quedaba sin los piquitos esos tan chulis. Ooooooo, podía probar otra cosa, podía espaciar más los piquitos y en lugar de hacerlos cada cuatro puntos, por ejemplo, podía hacerlos cada ocho. De esta forma, al llevar menos piquitos consumiría menos lana y tendría suficiente para cerrar el chal sin deshacer más.
Después de pensarlo mucho porque la idea de deshacer de nuevo no me atraía lo más mínimo me decidí por probar con la última opción y FUNCIONÓ.
Una vez rematado llegó el momento del bloqueo. Lo veía tan chiquitín que no estaba nada convencida de que fuera a quedar de un tamaño más o menos decente. Lo puse a remojo, escurrí el excedente de agua con una toalla y lo estiré bien estiradito. Viéndolo estirado con los pinchos y las varillas de bloqueo recuerdo que pensé, pues aun queda un chal xeitosiño. Esperé a que secara bien y retiré todas esas herramientas de tortura lanera. Aaaaaaahhhhh. No me lo podía creer, una vez liberado el chal se encogía.
Pues sí, hay lanas con las que hay que tener cuidado porque estiran mogollón y otras, como ésta, que tienen un resorte interno e intentan recuperar su tamaño original. Lo dejé reposar unos días y probé a bloquearlo de nuevo. Pero esta vez, en lugar de estirarlo en horizontal para bloquearlo, lo colgué y dejé que se fuera estirando con su propio peso (que no es mucho, la verdad). No quedó enorme, claro, porque no es un chal enorme, pero yo creo que después del segundo bloqueo quedó mejor. El chal se hace con una sola madeja así que antes de empezar ya sabes que grande lo que se dice no va a salir. Y como todo tiene sus ventajas, al usar una sola madeja sólo hay dos cabitos para rematar, el del inicio y el del fin. Un maravilla en comparación con todas las hebras que tuve que rematar en el chal de mi madre.
Como ya os dije más arriba, el Storm Shawl es un diseño de Joji Locatelli. El patrón es de pago y lo podéis comprar en Ravelry pulsando AQUÍ.
Si buscáis inspiración para tejer podéis ver más versiones de este chal en Ravelry, consultando los proyectos enlazados con el patrón, y en Instagram, buscando el hashtag #stormshawl.
Enlazado con: Handmade Monday #159, Lou Lou Girls Fabulous Party #303, Scrappy Stitchers Link Party #59, The Really Crafty Link Party #201, Linky Ladies Community Link Party #176, Hookin On Hump Day #207, The Wednesday Link Party #331
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