A todos nos gusta el color por encima de la forma, con ser ésta de la máxima importancia, hasta el punto de que no hay chico ni grande que no tenga su color preferido, tanto para usar en dibujos o cuadros como para vestirse, decorar su habitación o señalarlo en los momentos en que se presente a su alcance con preferencia sobre los demás.
Prueba de cuanto decimos son los pueblos primitivos, para quienes el color adquiere significado mágico a veces, de defensa otras, de jerarquía o simplemente de satisfacción personal. Los habitantes del interior de África prefieres el color rojo. Para ellos es representación de la vida por su identificación con la sangre, así como lo es también el fuego, del nacimiento y puesta de sol y de las flores más bellas que nacen por doquier en sus territorios. Los esquimales eligen el blanco, el canela claro, el amarillo pálido, y todos aquellos que tengan un parentesco con la nieve de las desoladas llanuras, donde el osos polar y otros enemigos son un azote para ellos. Igualmente, al confundirse el ropaje de estos esquimales con el color del ambiente, les permite pasar más fácilmente inadvertidos para lograr sus piezas de caza; y así pueden acercarse a renos, focas, pingüinos, con disimulo y cautela, apoderándose de ellos para alimentarse y cubrirse con sus pieles.
Sobre el color hay algo más que te conviene saber, no sólo para tu instrucción en este tema, sino por lo que supone de curioso y cultural a la vez, pues ya conoces la importancia de ahondar en las cosas para mejor identificarse con ellas. Como ya eres mayorcito, no es ningún problema para tu vista y memoria el diferenciar los colores y sus tonos dándoles el nombre que les corresponde. Pero no siempre fue así. Verás por qué.
Antes de los seis meses de edad, el niño no distingue la diferencia que hay entre el gris y los demás colores. En su primer año sólo sabe diferenciar el rojo, el azul, el amarillo y el verde. A partir de entonces, hasta los ocho años, distingue todos los demás, es decir, las combinaciones más frecuentes hasta un número ya realmente considerable. Y después de los ocho años va ampliando su gama en un proceso más o menos rápido y que, a veces, dura toda la vida.
Ahora bien, muchas veces habrás oído decir que el color verde es símbolo de esperanza; el negro, de luto; el rojo, de valor; el azul es propio de los niños, y el rosa, de niñas. Estos conceptos tan curiosos para identificar atributos del alma, acciones y demás con los colores, son un hecho muy cierto y conviene tenerlos en cuenta a la hora de realizar un dibujo, cuadro u obra cualquiera, pues de esta forma el trabajo atiende a la intención del tema en su carácter plástico (materiales usados, diseño y equilibrio) y el carácter psicológico (sensación espiritual de dicho tema).
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