Cuando iba a la playa de pequeña siempre me fascinaban esos pequeños guijarros cristalinos, como escarchados, que se escondían a veces (pocas), entre la arena de la playa. Para mí eran pequeños tesoros, como gemas que el mar me regalaba. No sabía entonces que en realidad, como las gemas tradicionales, son muy apreciados en joyería y que hay asociaciones de coleccionistas que los recogen con mimo a lo largo y ancho de todas las playas del mundo. Tampoco sabía que quizás en poco tiempo ya no podamos encontrarlos en ninguna playa porque están desapareciendo, la masiva utilización del plástico y el reciclado del vidrio están acabando con estas lágrimas de sirena.
El origen del Sea Glass o Cristal de Mar, viene dado por los vidrios de todo tipo que por una razón u otra acaban en el mar. La acción de la arena, el agua de mar y las olas terminan por romper y pulir estos cristales hasta convertirlos en pequeños guijarros escarchados translúcidos como los de la fotografía de la izquierda. El mar necesita alrededor de 10 años para pulir todas las aristas de un vidrio y más de 30 para dejarlo totalemente redondeado, los más apreciados. Los colores más comunes son los de tonos verdes o blancos y más raros los amarillos, rosas o negros. Estos colores están influenciados por la zona donde se recogen los sea glass y el tipo de vidrio fabricado en sus industrias.
Existen diversas asociaciones dedicadas a la información, recogida y coleccionismo de estos materiales como la North American Sea Glass Asociation o la Sea Glass Lovers, entre muchas otras. También hay artesanos y joyeros dedicados a fabricar auténticas obras de arte con estas piezas como By The Sea Jewelry. Este precioso caballito de mar de la derecha es obra de Svetlana Rasuleva, artesana aficanda en las Islas Baleares y que fabrica peueñas obras de arte como la que veis.
El Sea Glass también se puede obtener de forma artificial mediante procesos mecánicos de fricción, pero es totalmente despreciado por los verdaderos coleccionistas, que consideran que solo es una burda imitación del auténtico.
En España hay diversas playas que fueron famosas por la abundancia de Sea Glass en ellas, sobre todo en las Islas Canarias, y fuera de aquí también fueron famosas algunas de las playas de Hawaii en Estados Unidos, aunque cada vez es más díficil encontrar alguna pieza.
Si queréis probar a buscar estos tesoros, los expertos recomiendan ir en marea baja, y si es después de una tormenta mejor. Yo voy a probar un día de estos, dicen que por aquí cerca hay una playa en la que aún se encuentran; ya os contaré si encuentro alguna lágrima de sirena o acabo llorando yo por no tenerlas.