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Hoy queremos compartir con tod@s vosotr@s una serie de pautas para poder restaurar una figura de polvo cerámico o de escayola.
EMPEZAMOS...
En este caso se trata de restaurar esta figura clásica de gran tamaño de polvo cerámico (escayola mas dura y fina) que nuestra clienta nos trajo a la tienda para devolverle ese aspecto original.
La figura tal cual como nos la trajo la clienta (nótense las faltas en la parte inferior -peana-) y los desconchones diversos por el cuerpo de la misma.
Lo primero fue una limpieza exhaustiva de la pieza a base de jabón neutro y agua ayudado de un trapo de algodón y un cepillo de raíces para desincrustar la suciedad y las manchas por el paso del tiempo.
Una vez limpia y bien seca, procedimos a restaurar las partes faltantes en manto y cuerpo. Para ello utilizamos pasta de papel al uso (ya preparada) por ser blandita, muy moldeable y adaptable a cualquier rincón y superficie, una vez seca puede lijarse para matizar y resulta muy fácil de pintar. Recomendamos la pasta de papel de Struppi, que viene en varios formatos y con un precio excepcional. Con la ayuda de unos palillos de modelar y nuestras manos mojadas con agua y cola blanca vamos dando forma a la pasta hasta conseguir la forma determinada a restaurar. Con un pincel de cerda, vamos aplicando un poco de cola blanca en las superficies faltantes de destino (la figura) para recibir correctamente nuestra forma prediseñada de pasta. Una vez unida ésta a a pieza, vamos contorneando y dándole forma (bruñéndola con nuestros dedos mojados con agua y un poco de cola blanca para que nos quede liso y sin arrugas o burbujas):
Las partes en blanco corresponden a la pasta de papel ya aplicada sobre la figura y matizadas.
Vamos ahora con la peana... Con mas cantidad de pasta de papel, vamos rellenando los huecos y las formas faltantes de la misma, previa aplicación de la cola blanca (importantísimo para su correcta adhesión):
Rellenamos todos y cada uno de lo huecos, hendiduras y faltantes.
Detalle del manto. Pasta de papel aplicada y matizada con la forma redondeada del mismo.
Podemos ayudarnos de una espátula de pintor (ver parte inferior) para aplicar pequeñas partes de pasta e ir matizándolas. Al tener una punta metálica y con forma de llana, es ideal para "bruñir" la pasta e ir dándole el volumen y la forma deseados.
Detalle frontal de la peana ya aplicada, matizada y con la forma redondeada-ovalada original.
Con la misma pasta de papel, aplicamos un cordoncito alrededor de la peana para realzar las diferentes alturas y de este modo puntualizar la forma y camuflar las uniones. Utilizamos las manos a modo de rodillo y vamos sacando un cilindro largo y fino hasta alcanzar el grosor deseado. Aplicamos la cola blanca alrededor de la peana y vamos pegando el cilindro hasta que quede en su sitio. La cola nos permitirá rectificar y mover el motivo hasta su completa adhesión. Después con un palillo de modelar plano, hacemos unas hendiduras en forma de espiral para dar un toque mas personal:
Este el aspecto de la figura con la base ya restaurada así como los piquetes y desconchones de la figura.
Una vez secas las partes de pasta de papel aplicadas, procedemos a lijarlas con papel de lija de grano fino y con lija de acero las partes mas delicadas (recomendamos lija de acero Louis XIII nº000 que podremos separar en madejas mas manejables y no deja marca alguna):
Ahora es el momento de decorar nuestras partes restauradas. Utilizaremos acrílicos Acualux de la marca Titán con terminación satinada (aterciopelada y con base de látex) por su gran poder cubriente, su amplia gama de colores y su perfecta mezcla entre los tonos. Usaremos un pincel plano o de lengua de gato sintética de Toray para su aplicación (la pincelería sintética con pelo Toray es la adecuada para estos trabajos por su cerda suave sin dejar marca y lo sencillo que resulta su limpieza sin abrirse las puntas):
Como consejo de la conservación de vuestros pinceles: probad a (una vez limpio y seco el pincel) empapar la cerda con un poco de crema Nivea o similar de manos, envolverlo bien con papel de aluminio (el albal de los bocadillos) y guardarlo. En el siguiente uso bastará con quitar el apresto bajo el chorro de agua del grifo y veréis como os duran mucho mas y tendréis la cerda siempre blandita para seguir trabajando.
Intenando imitar con los acrílicos el color original y acorde con el resto de la peana, utilizamos la técnica del ponzeado o pincel seco (con una paletina -pincel plano ancho- mojamos en los diferentes colores para ir matizando la pieza, quitamos en un papel el exceso de pintura y nos quedamos con muy poca carga de la misma en la punta y vamos dando golpecitos irregulares sobre el color de base para sacar las luces y los jaspeados, con lo que evitamos lo insulso de un monocolor aburrido y sin vida; haremos incapié en el cordón que hemos creado y en los bordes a modo difuminado):
Por último, una vez seca toda la decoración, la peana totalmente restaurada y los piquetes y desconchones restaurados y repintados (con los mismos acrílicos y la misma técnica) deberemos dar una mano de barniz como terminación final para proteger la obra y preservar los colores de rayaduras y golpes. Para este y similares trabajos, recomendamos un barniz satinado en spray, pues nos costará poco aplicarlo en finas capas y de esta forma podremos llegar bien a todos los salientes de nuestra figura. Bastarán dos manos rociadas a unos 25cm de la pieza, si bien un abuso de este producto aplicará demasiada capa sobre la decoración dando un acabado que no queremos.
Y una vez terminado este paso, este es el resultado final:
¿Qué os ha parecido?